Cada etapa de la vida femenina
requiere de cuidados y precauciones particulares con respecto a la salud
intima, reproductiva y endocrinológica.
En la consulta de Ginecología se
atienden las necesidades individuales de cada mujer, se le prepara para cada época
y se establecen conversaciones para orientarla sobre como reconocer señales de
alarma de algunas enfermedades comunes, que faciliten que las mismas se
descubran de manera temprana.
No existe una edad formalmente
definida para comenzar con los cuidados médicos ginecológicos, pero en general
se recomienda que empiecen durante la adolescencia, cuando la joven inicia con su
ciclio periodal. En este caso, lo ideal es que las madres u otra persona de
confianza las acompañen a esta primera visita de “introducción al cuidado de la
salud”, en especial, para vencer ese miedo que se le suele tener a esta
consulta. De esta forma se sustituye el miedo por confianza, respeto y espacios
en los que se puedan expresar las dudas y temores, sin que las mismas sean juzgadas
ni ignoradas.
Las etapas.
Durante la adolescencia, las dudas o
problemas ginecológicos más frecuentes se relacionan con la menstruación y
ciclos hormonales. Esta etapa es la ideal para empezar a orientar a la joven
sobre la sexualidad saludable, la prevención de infecciones de transmisión
sexual y de embarazos tempranos y/o no deseados, cuestión de que dispongan de
estas informaciones antes de que decidan comenzar una vida intima activa. Hoy
día, a las jóvenes también se les puede recomendar la aplicación de la vacuna
contra el virus del papiloma humano (causa del cáncer cervicouterino).
Mientras la mujer se encuentra en
edad reproductiva, el mayor énfasis es la prevención de enfermedades, el
autocuidado integral de la salud, planificación familiar y la preparación para
el embarazo. Existen dos aspectos protagónicos en esta etapa, que son la
promoción de la realización regular de la prueba del Papanicolaou, para
prevenir el cáncer cervicouterino y del autoexamen de las mamas, para aprender
a detectar señales de alarma de enfermedad en los mismos.
Por su parte, la mujer embarazada
debe iniciar los controles médicos desde el momento en que conoce su condición.
Los chequeos médicos prenatales regulares garantizan buenos resultados en el
mantenimiento de la salud tanto de la madre como para su hijo o Hija.
Ya
en la última escala de edades, la atención ginecológica de la mujer menopáusica
debe brindar un buen manejo de los síntomas climatéricos, la prevención de
complicaciones propias de esta etapa (como la osteoporosis), y la prevención de
factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas el
cáncer de mama y ginecológico, cuyas probabilidades aumentan con la edad.
No
permitamos que el miedo o la vergüenza nos resten las oportunidades de cuidar
nuestra salud, previniendo enfermedades o facilitando que las mismas sean
detectadas y tratadas de manera temprana.
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