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jueves, 28 de febrero de 2013

El cuidado de la mujer y sus etapas



Cada etapa de la vida femenina requiere de cuidados y precauciones particulares con respecto a la salud intima, reproductiva y endocrinológica.

En la consulta de Ginecología se atienden las necesidades individuales de cada mujer, se le prepara para cada época y se establecen conversaciones para orientarla sobre como reconocer señales de alarma de algunas enfermedades comunes, que faciliten que las mismas se descubran de manera temprana.

No existe una edad formalmente definida para comenzar con los cuidados médicos ginecológicos, pero en general se recomienda que empiecen durante la adolescencia, cuando la joven inicia con su ciclio periodal. En este caso, lo ideal es que las madres u otra persona de confianza las acompañen a esta primera visita de “introducción al cuidado de la salud”, en especial, para vencer ese miedo que se le suele tener a esta consulta. De esta forma se sustituye el miedo por confianza, respeto y espacios en los que se puedan expresar las dudas y temores, sin que las mismas sean juzgadas ni ignoradas.

Las etapas.

Durante la adolescencia, las dudas o problemas ginecológicos más frecuentes se relacionan con la menstruación y ciclos hormonales. Esta etapa es la ideal para empezar a orientar a la joven sobre la sexualidad saludable, la prevención de infecciones de transmisión sexual y de embarazos tempranos y/o no deseados, cuestión de que dispongan de estas informaciones antes de que decidan comenzar una vida intima activa. Hoy día, a las jóvenes también se les puede recomendar la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (causa del cáncer cervicouterino).

Mientras la mujer se encuentra en edad reproductiva, el mayor énfasis es la prevención de enfermedades, el autocuidado integral de la salud, planificación familiar y la preparación para el embarazo. Existen dos aspectos protagónicos en esta etapa, que son la promoción de la realización regular de la prueba del Papanicolaou, para prevenir el cáncer cervicouterino y del autoexamen de las mamas, para aprender a detectar señales de alarma de enfermedad en los mismos.

Por su parte, la mujer embarazada debe iniciar los controles médicos desde el momento en que conoce su condición. Los chequeos médicos prenatales regulares garantizan buenos resultados en el mantenimiento de la salud tanto de la madre como para su hijo o Hija.

Ya en la última escala de edades, la atención ginecológica de la mujer menopáusica debe brindar un buen manejo de los síntomas climatéricos, la prevención de complicaciones propias de esta etapa (como la osteoporosis), y la prevención de factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas el cáncer de mama y ginecológico, cuyas probabilidades aumentan con la edad.

No permitamos que el miedo o la vergüenza nos resten las oportunidades de cuidar nuestra salud, previniendo enfermedades o facilitando que las mismas sean detectadas y tratadas de manera temprana.

 

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