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lunes, 30 de septiembre de 2013

Buscarán un dinosaurio vivo descrito en la Biblia

 William J. Gibbons, cree que se puede demostrar su teoría, por lo que quiere socavar los fundamentos teóricos de la evolución y probar que los capítulos 40 y 41 del libro de Job pueden interpretarse literalmente. Para él, es posible que un animal como el Behemot, siga vivo.

La posibilidad de probar que los dinosaurios todavía pueden estar entre nosotros, está conduciendo a una expedición de un grupo de cristianos en el Instituto de Investigación de la Creación -Institute of Creation Research-. Desde que el Museo de la Creación fue inaugurado, una exposición permanente muestra esa posibilidad. Sin embargo, siempre es ridiculizado por los científicos que defienden el evolucionismo.

William J. Gibbons, cree que se puede demostrar su teoría, por lo que quiere socavar los fundamentos teóricos de la evolución y probar que los capítulos 40 y 41 del libro de Job pueden interpretarse literalmente. Para él, es posible que un animal como el Behemot, siga vivo.

En octubre, Gibbons y su equipo partirán por una quinta expedición a las selvas del Congo en busca del Mokele-mbembe –el mítico dinosaurio africano–. Es una criatura desconocida para el hombre, pero descrito por los nativos como un gran animal que vive en el agua. Es gris y grande como un elefante, pero tiene un largo cuello y una cola como de cocodrilo. Las patas son cortas y las patas traseras tienen tres garras y su comida es vegetariana.

El nombre de Mokele-mbembe en el idioma local significa: “el que interrumpe el flujo del río”. Poco se sabía de él hasta 1776, tras una descripción detallada por una jornada de sacerdotes franceses en África occidental y central. Sus registros hablan de un animal “monstruoso, que deja marcas en el suelo con sus patas en el suelo con 90 cm de circunferencia”. Cabe destacar que el canal NatGeo, realizó un reportaje especial acerca de este mítico animal.

Un libro de 1909 titulado: “Fieras y Hombres”, escrito por el zoólogo Carl Hagenbeck, tuvo gran impacto al decir que el brontossauros vivía en el África central. En 1913, el gobierno alemán envió al capitán Freiherr Von Stein para estudiar en Camerún. En su informe, señala que escuchó informes sobre un animal descrito como “un medio elefante y medio dragón”.

En 1976, se reanudó la investigación cuando el biólogo James Powell, viajó a Gabón para estudiar los cocodrilos del bosque. Powell, registró historias del pueblo fang, sobre un enorme monstruo en el río llamado: N’yamala. El biólogo, dice que uno de los nativos identificó al animal con el Diplodocus tras mostrársele un libro sobre dinosaurios, él gritó: “N’yamala”.

Powell, informó de lo ocurrido al Dr. Roy P. Mackal, al entonces, vice-presidente de la Sociedad Internacional de la Criptozoología. En 1979, Mackal y Powell, viajaron a la República Popular del Congo, para investigar al Mokele-mbembe, porque no había registros de un animal con las mismas características en un pequeño lago.

Al llegar al río Ubangi, Mackal y Powell se reunieron con Eugene Thomas, un misionero que sirve en el Congo desde 1955. Thomas, dijo que había oído muchas historias de la gente sobre Mokele-mbembe y conocía a las personas que afirmaron haber visto al monstruo marino. Mackal, también tenía un libro sobre dinosaurios y los indígenas señalaron las ilustraciones del Apatosaurus y el Diplodocus llamándolos Mokele-mbembe.

Al parecer, sólo hay dos o tres de ellos que viven en los ríos y lagos pantanosos, que se consideran peligrosos. Mackal, estaba intrigado y decidió volver al Congo en 1981, con un equipo más grande, para volver a intentarlo. Tenía en la mano los informes que estos animales habían sido matados por los pigmeos Bagombe en 1960.

Desafortunadamente, la bajada al río Bai dificultó la navegación, pero Mackal, registró un encuentro de pocos segundos con una criatura grande que casi le dio la canoa. Los cocodrilos no son tan grandes y no existen hipopótamos en la zona. Desafortunadamente no hizo ningún registro fotográfico.

Hay otros registros similares de los exploradores que visitaron la región en busca del misterioso animal. En 1981, el americano Herman Regusters, dijo haberlo visto fuera del agua a unos 30 metros de su barco inflable. Dos años más tarde llegó el biólogo congolés, Marcelino Agnagna, encontrando el gigantesco Lago Tele. A pesar de que llevó una súper cámara de ocho lentes que se le mojó no le permitió una imagen clara.

En febrero del 2002, Gibbons, hizo una nueva expedición, pero era época de sequía por lo que se convirtió en casi imposible navegar en los ríos y pantanos. En su quinta expedición pretende ser más seguro que nunca y que logrará filmar al Mokele-mbembe.

Stephen McCullah dice ser un fan de la criptozoología, rama de la biología que busca animales desconocidos. Él también está en busca de Mokele-mbembe este año. Sin embargo, con mayor ambición. No quiere fotografiarlo o grabarlo en video sino que desea capturarlo vivo para que pueda ser examinado y quien sabe, tal vez pueda ser un dinosaurio.


 

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