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jueves, 8 de agosto de 2013

Aumentan casos de jóvenes cristianas secuestradas

La inestabilidad política en Egipto deja una vez más en evidencia la difícil situación que atraviesan los cristianos en ese país.
 Desde el derrocamiento del presidente Mohammed Morsi los cristianos egipcios han sufrido una escalada de ataques en su contra. Ahora ellos esperan y oran para que los nuevos líderes de la nación los protejan mejor, en particular a las jóvenes que están siendo secuestradas y obligadas a convertirse al Islam

Escenas de dolor son comunes para los cristianos egipcios. Como lo es el funeral de un querido sacerdote copto. Islamistas le dispararon mientras volvía de realizar unas compras en la ciudad de El Arish, al norte del Sinaí.
 
Aunque es trágico, su asesinato ya no sorprende a los cristianos egipcios. Los ataques contra ellos son frecuentes durante períodos de instabilidad política. Los cristianos han luchado por años no sólo por ataques a sus iglesias y casas, sino también a sus hijas.
 
Uno de los retos para las familias cristianas en Egipto es el secuestro de jóvenes sus jóvenes. Sucede por lo general cuando las chicas llegan a la adolescencia. Ellas se mudan a pueblos cristianos, pero eso conlleva una serie de riesgos.
 
Manel trasladó a su familia de un pueblo musulmán a uno cristiano cerca de El Minya. Ella quiso proteger a su hija mayor, Maryam, de ser raptada y obligada a convertirse al Islam. Tomó la decisión tras observar que unos jóvenes musulmanes trataban de convencerla de dejar su familia y su fe.
 
“Las chicas la invitaban a acompañarlas, le ofrecían dinero porque decían que tenía una vida dura.Los chicos las enviaban a decirle eso. Yo temía que la raptaran y luego exigieran dinero para devolverla y que no fuera igual que cuando la llevaron”, dice Manel.
 
Ahora viven en otro lugar y a su esposo le ha sido difícil encontrar trabajo. “Estoy más contenta ahora pues es más seguro para mis hijas aquí, pero las oportunidades de trabajo para mi esposo son pocas porque no muchos lo conocen”, relata.
 
La familia de Maryam pidió dinero prestado para comprar comida y hacer los pagos de la casa. Ellos pidieron a Dios que les ayudara, pero no son los únicos.
 
El año pasado, una comisión de Helsinki reveló que ha aumentado el numero de jóvenes cristianas desaparecidas y secuestradas. Michele Clark, experta en tráfico humano, asegura que hay más de 800 casos.
 
Sin embargo, muchos líderes islámicos y oficiales del gobierno desacreditan el tema del tráfico de mujeres cristianas. Insisten que las conversiones y los matrimonios no son por obligación sino que ocurre cuando jóvenes de diferentes religiones se enamoran.
 
Helmy Al Sayed es secretario del Partido de Libertad y Justicia en Giza, el comenta que si “un joven y una chica de diferentes religiones se aman, uno de ellos se convierte de su religión para casarse. El problema es que las familias no aceptan eso, ni las dos religiones pues la Iglesia no acepta que su gente se convierta al Islam por amor, ni tampoco el Islam acepta este tipo de conversión”.
 
Sayed dice que es un problema social que hay que enfrentar, y no algo religioso.
Hace unos meses, el patriarca copto ortodoxo, Teodoro II, dijo que los intentos por prevenir el tráfico humano y las conversiones forzadas fallan a menudo. “Es un asunto muy sensible para nosotros. Tratamos con el gobierno, con las autoridades locales por medio del dialogo. A veces tenemos éxito. Pero a veces no”.
 
El gobierno de Morsi hizo poco para reducir el tráfico humano. El cambio político da esperanza a los cristianos egipcios. Piden a Dios que el próximo gobierno obligue a la policía a tomar en serio las denuncias de secuestros. También quieren ver que el gobierno enjuicie a los secuestradores.
 
En cuanto a Maryam y su familia, sus oraciones fueron contestadas. El ministerio CBN les dio dinero para empezar un pequeño negocio de ropa. “Mis hijas y yo diremos a los de la Iglesia que vendemos ropa nueva y con las ganancias podremos comprar ropa y comida. Que los cristianos americanos que nos ayudaron tengan una vida larga y que Dios les permita ayudar a otros como yo, a auto sostenerse”, dice Manel.
 
 

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