William J. Gibbons, cree
que se puede demostrar su teoría, por lo que quiere socavar los fundamentos
teóricos de la evolución y probar que los capítulos 40 y 41 del libro de Job
pueden interpretarse literalmente. Para él, es posible que un animal como el
Behemot, siga vivo.
La posibilidad de probar que los dinosaurios todavía
pueden estar entre nosotros, está conduciendo a una expedición de un grupo de
cristianos en el Instituto de Investigación de la Creación -Institute of
Creation Research-. Desde que el Museo de la Creación fue inaugurado, una
exposición permanente muestra esa posibilidad. Sin embargo, siempre es
ridiculizado por los científicos que defienden el evolucionismo.
William J. Gibbons, cree que se puede demostrar su
teoría, por lo que quiere socavar los fundamentos teóricos de la evolución y
probar que los capítulos 40 y 41 del libro de Job pueden interpretarse
literalmente. Para él, es posible que un animal como el Behemot, siga vivo.
En octubre, Gibbons y su equipo partirán por una
quinta expedición a las selvas del Congo en busca del Mokele-mbembe –el mítico
dinosaurio africano–. Es una criatura desconocida para el hombre, pero descrito
por los nativos como un gran animal que vive en el agua. Es gris y grande como
un elefante, pero tiene un largo cuello y una cola como de cocodrilo. Las patas
son cortas y las patas traseras tienen tres garras y su comida es vegetariana.
El nombre de Mokele-mbembe en el idioma local
significa: “el que interrumpe el flujo del río”. Poco se sabía de él hasta
1776, tras una descripción detallada por una jornada de sacerdotes franceses en
África occidental y central. Sus registros hablan de un animal “monstruoso, que
deja marcas en el suelo con sus patas en el suelo con 90 cm de circunferencia”.
Cabe destacar que el canal NatGeo, realizó un reportaje especial acerca de este
mítico animal.
Un libro de 1909 titulado: “Fieras y Hombres”,
escrito por el zoólogo Carl Hagenbeck, tuvo gran impacto al decir que el
brontossauros vivía en el África central. En 1913, el gobierno alemán envió al
capitán Freiherr Von Stein para estudiar en Camerún. En su informe, señala que
escuchó informes sobre un animal descrito como “un medio elefante y medio
dragón”.
En 1976, se reanudó la investigación cuando el
biólogo James Powell, viajó a Gabón para estudiar los cocodrilos del bosque.
Powell, registró historias del pueblo fang, sobre un enorme monstruo en el río
llamado: N’yamala. El biólogo, dice que uno de los nativos identificó al animal
con el Diplodocus tras mostrársele un libro sobre dinosaurios, él gritó:
“N’yamala”.
Powell, informó de lo ocurrido al Dr. Roy P. Mackal,
al entonces, vice-presidente de la Sociedad Internacional de la Criptozoología.
En 1979, Mackal y Powell, viajaron a la República Popular del Congo, para
investigar al Mokele-mbembe, porque no había registros de un animal con las
mismas características en un pequeño lago.
Al llegar al río Ubangi, Mackal y Powell se
reunieron con Eugene Thomas, un misionero que sirve en el Congo desde 1955.
Thomas, dijo que había oído muchas historias de la gente sobre Mokele-mbembe y
conocía a las personas que afirmaron haber visto al monstruo marino. Mackal,
también tenía un libro sobre dinosaurios y los indígenas señalaron las
ilustraciones del Apatosaurus y el Diplodocus llamándolos Mokele-mbembe.
Al parecer, sólo hay dos o tres de ellos que viven
en los ríos y lagos pantanosos, que se consideran peligrosos. Mackal, estaba
intrigado y decidió volver al Congo en 1981, con un equipo más grande, para
volver a intentarlo. Tenía en la mano los informes que estos animales habían
sido matados por los pigmeos Bagombe en 1960.
Desafortunadamente, la bajada al río Bai dificultó
la navegación, pero Mackal, registró un encuentro de pocos segundos con una
criatura grande que casi le dio la canoa. Los cocodrilos no son tan grandes y
no existen hipopótamos en la zona. Desafortunadamente no hizo ningún registro
fotográfico.
Hay otros registros similares de los exploradores
que visitaron la región en busca del misterioso animal. En 1981, el americano
Herman Regusters, dijo haberlo visto fuera del agua a unos 30 metros de su
barco inflable. Dos años más tarde llegó el biólogo congolés, Marcelino
Agnagna, encontrando el gigantesco Lago Tele. A pesar de que llevó una súper
cámara de ocho lentes que se le mojó no le permitió una imagen clara.
En febrero del 2002, Gibbons, hizo una nueva
expedición, pero era época de sequía por lo que se convirtió en casi imposible
navegar en los ríos y pantanos. En su quinta expedición pretende ser más seguro
que nunca y que logrará filmar al Mokele-mbembe.
Stephen McCullah dice ser un fan de la
criptozoología, rama de la biología que busca animales desconocidos. Él también
está en busca de Mokele-mbembe este año. Sin embargo, con mayor ambición. No
quiere fotografiarlo o grabarlo en video sino que desea capturarlo vivo para
que pueda ser examinado y quien sabe, tal vez pueda ser un dinosaurio.
Fuente: http://www.noticiacristiana.com