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sábado, 27 de julio de 2013

Castigada por no cocinar bien el pan

 
La fotografía que ven en esta página corresponde a las manos de una joven afgana de 16 años, Aziza, cuyo marido le prendió fuego un día por no haber cocido bien el pan. Las quemaduras le dejaron medio cuerpo arrugado y los dedos deformados y soldados como si fueran barras de metal.

Aziza se casó a la fuerza cuando sólo tenía 12 años. Su padre pidió un préstamo a un comandante militar del norte de Afganistán, y después no pudo saldar la deuda. El comandante exigió entonces como pago casarse con alguna de sus dos hijas. Eligió primero a la mayor, una adolescente con formas ya de mujer, que huyó de casa tan pronto supo que pretendían esposarla con un hombre que le triplicaba la edad. Y después se fijó en Aziza, que no tuvo más remedio que aceptar lo que no quería: casarse a pesar de ser una niña e irse a vivir con un extraño. Así empezó su calvario.

Aziza reside ahora en una de las cuatro únicas casas de acogida para mujeres maltratadas que existen en Afganistán

. Es un lugar secreto, en Kabul, regentado por la ONG local Humanitarian Assistance for the Women and Children of Afghanistan (HAWCA). Junto a ella, hay 19 jóvenes más. Todas adolescentes, algunas incluso con cara de niñas, que también sufrieron la violencia desde muy pronta edad, y tuvieron que huir del hogar.

Fuente: El Mundo

 

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