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sábado, 20 de julio de 2013

Adiós al padre de La Manga del Mar Menor

 

  • Fallece a los 87 años el empresario Tomás Maestre Aznar, artífice de La Manga
  • La crisis de los setenta y la ley de costas trucaron su faraónico plan
  • 'Era mi sueño de juventud. Donde no hay aventura, nunca habrá beneficio'

Si los Banús construyeron Marbella, Tomás Maestre Aznar fue el padre de La Manga del Mar Menor, el gran hito turístico en la costa murciana, junto a base militar de San Javier. Abogado y empresario del sector urbanístico, falleció en la noche del miércoles 17, en Madrid, a los 87 años de edad.
Madrileño, nacido en 1925, se crió en el seno de una familia de empresarios y políticos. Su padre, José Maestre Plaza, fue ministro durante el gobierno de Maura y yerno del empresario Miguel Zapata Sáez propietario de yacimientos mineros de la sierra de Cartagena-La Unión y socio de la multinacional Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya (SMMP), adquiriendo de ésta sus pertenencias en Portmán.

Tras la guerra civil la familia había perdido su patrimonio fabril, conservando únicamente propiedades en Cartagena, incluidas algunas al norte de San Javier.
Recibió el apoyo de Fraga para impulsar su proyecto

Maestre, que había hecho sus pinitos inmobiliarios en Madrid y la Costa del Sol, estudió Derecho y se licenció en 1948, al tiempo que se hacía cargo del patrimonio familiar agrícola.
Con el despertar de la dictadura, en 1956 compró a su tío, Tomás Maestre Zapata, los derechos de La Manga Norte. No sin litigios y disputas familiares -se le acusó de emplear técnicas poco transparentes- hizo lo propio con otros familiares del numeroso 'clan Maestre' y José Celdrán, dueño de La Manga Sur y parte del Cabo de Cabos, para comprar el brazo de tierra completo.



Hito turístico
Con los títulos de propiedad en la mano contactó con el conocido arquitecto Antonio Bonet e inició los trámites para construir su faraónico proyecto, diseñado para 70.000 personas, para lo que contó con el respaldo de los dos ayuntamientos implicados (San Javier y de Cartagena), el de varios a promotores locales e incluso del ministro de Turismo, Manuel Fraga, que visitó La Manga en 1962.

Su mega-proyecto fue respaldado con entusiasmo a nivel local, pero no por la Diputación de Murcia, cuyo presidente tenía familiares que en ese momento litigaban con el empresario.
Pero el gobierno militar sí le respaldó. En 1963, por arte de magia la zona pasa a convertirse en Centro de Interés Turístico, pierde cualquier tipo de protección y Maestre, solucionados los aspectos financieros y de suministro de agua, inicia las obras de la urbanización de Los Cubanitos, Hoteles Entremares -el primero de los hoteles, construido en 1966- y Galúa, así como los bungalows.

Después, entró en contacto con el magnate norteamericano Gregory Peters, con quien explota el negocio del golf en Atamaría. En él se involucraron la familia de Severiano Ballesteros y Jack Nicklaus.
A finales de los 70, tuvo que desprenderse numerosas propiedades, que cayeron en manos de promotores

Maestre hizo y deshizo en La Manga al abrigo de la dictadura, pero la crisis de los 70, las fuertes inversiones y algunos negocios ruinosos, como el casino, le obligaron a desprenderse de numerosas propiedades, que cayeron en manos de promotores. El plan de Maestre y Bonet sucumbió pasto de planes parciales que alimentaron la especulación en la zona y el destrozo del litoral a pasos agigantados.

Otro de los frenos de los planes de Maestre fueron los deslindes y desclasificaciones de terrenos la Ley de Costas de los años 80, que criticó con dureza, pues le obligó, por ejemplo, a desmantelar la carretera que unía la Isla del Ciervo -de su propiedad-, con la restinga. Maestre siempre defendió la propiedad privada del litoral. La ley también había desclasificado como zona urbana la antigua Bahía del Vivero, en la zona de Cartagena, que Maestre había desecado y rellenado.
               Plan Bonet. El arquitecto catalán concibió La Manga para 70.000 personas.
Para unos, el paraje natural del arenal de La Manga fue arrasado por Maestre y los promotores a los que vendió los terrenos y que remataron -para mal- su obra. Para otros, sin su ambición no hubiera sido posible el despertar turístico de San Javier y Cartagena. "La Manga era mi sueño de juventud y me gusta el riesgo. Donde no hay aventura comercial, nunca habrá beneficios", dijo a ABC en 1985, cuando la Manga ofrecía ya 150.000 plazas hoteleras y un puerto con 1.000 amarres. Un puerto que, como Banús en Marbella, tomó su nombre.

 

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