La Enseñanza Bíblica Acerca del Día de Reposo de Dios
Con la disminución general en la creencia religiosa y a medida que la sociedad se hace cada vez más secular, hay una fuerte presión comercial para tratar cada día de la semana por igual, tiendas, bares, lugares de entretenimiento están abiertos, y ahora se efectúan eventos deportivos y otros acontecimientos en cualquier día de domingo a sábado. Algunas personas ven con agrado estos cambios, porque los ven como una eliminación de inflexibles tradiciones. Pero otros ven la tendencia como una gran amenaza y una indicación de seria decadencia moral y religiosa. Cuando hay puntos de vista tan arraigados y conflictivos sobre el tema, ¿cómo podemos determinar cuál debe ser nuestra reacción? ¿Adónde podemos acudir en busca de respuestas a los problemas que han surgido?
Sin duda, este es un tema religioso, y necesitamos una autoridad que nos diga cuál es la verdad. La única autoridad verdadera y confiable está en la Biblia--la palabra de Dios para Israel en tiempos pre-cristianos, y, con el Nuevo Testamento para los creyentes en Dios y en Cristo durante los pasados 2000 años. ¿Tiene algo que decir la Biblia acerca del "día del Señor"? ¿Ha mandado Dios que se guarde por medio de abstenerse de toda forma de autocomplacencia? ¿Es el primero, o el séptimo, un día especial de la semana? ¿Tienen las leyes del día de reposo judío algún significado para la sociedad del presente? ¿Deberían seguirlas los seguidores de Cristo?
Este breve folleto tiene por objeto mostrar cuál es la enseñanza bíblica sobre este tema, y discutir los problemas que causa.
Muy aparte de la creencia religiosa, la mayoría de las personas aceptan que el sistema de cinco o seis días de trabajo, seguidos por un período corto de relajamiento o descanso, es sano. Rápidamente se quejarían con firmeza si el empleador de repente decidiera exigirles que trabajen sin un descanso semanal. No es el sistema de trabo y descanso lo que crea la dificultad. El problema se centra en lo que hombres y mujeres pueden o deberían hacer en su día de descanso, y en cuál día de la semana.
Pero vale la pena notar en esta etapa que hay una base divina para el ciclo de trabajo semanal. En sus primeros capítulos, la Biblia relata la obra creativa de Dios, y que él "reposó el día séptimo de toda la obra que hizo". Significativamente, el relato continúa: "Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó" (Génesis 2:2, 3). Gran parte del argumento acerca de la importancia de este día especial está basado en lo que significa este versículo. ¿Es la instrucción de Dios para el primer hombre y mujer, o tan sólo un comentario de lo que sucedió? ¿Estaba Dios declarando cada séptimo día un día "santo", o sólo el día en que descansó? ¿Podemos nosotros, por otro lado, aceptar el ciclo de trabajo / descanso para nuestro propio beneficio, pero rechazar la idea de que el día de descanso pertenece básicamente a Dios?
Hasta ahora, todo lo que hemos logrado es una lista de preguntas, y esta lista podría extenderse más aún. Enfoquemos el asunto de una manera ordenada. Como empezamos en Génesis, continuaremos examinando el trasfondo del Antiguo Testamento para descubrir los orígenes del "séptimo día". Esto será seguido por una consideración de la enseñanza del Señor Jesucristo, cómo trataron los hombres de poner esto en práctica, y, finalmente, qué mensaje tiene la Biblia para la gente que vive actualmente.
La Enseñanza del Antiguo Testamento
No sabemos si la primera población de la tierra se organizó por medio de una semana de siete días. Mientras que otros períodos de tiempo (el día, mes, y año) se basan en movimientos observables de las estrellas y planetas, la semana de siete días no tiene semejante base - la cual sólo puede encontrarse en la explicación de Génesis. Esto incorpora un interesante aspecto del tema. Viviendo según un ciclo semanal, el hombre da testimonio del relato del Génesis acerca de la creación, independiente de si lo cree o no.
Incluso, si en los tiempos de Moisés la gente se organizaba en torno a semanas de siete días, Dios no dijo que serían castigados por no descansar en séptimo día. Ellos tenían total libertad de elección acerca de esto. En realidad, Dios no dio instrucciones acerca de cómo debería pasarse el séptimo día hasta después de que la nación de Israel había sido sacada de Egipto y conducida milagrosamente a través del Mar Rojo hacia el desierto del Sinaí. Siendo una comunidad grande, necesitaban un bueno y habitual suministro de alimento y agua, pero en las condiciones del desierto esto era muy escaso. La gente pronto se quejó y deseaba estar de vuelta en Egipto. Su alimento les llegó por medio de un nuevo milagro. Cada mañana en las cercanías de su campamento había "sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra" (Éxodo 16:14). El alimento se llamaba "maná", y podía recogerse durante seis días cada semana. En los primeros cinco días, cada semana, todo maná que no se comía ese día, sino que se guardaba para el día siguiente, criaba gusanos, y hedía. En el sexto día, si se recogía una doble porción, se mantenía fresco para ser usado en el séptimo día cuando no caía maná. De esta manera, fue puesto en vigor el sistema de trabajo y descanso para la nación de Israel. :
"Hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará" (Éxodo 16:25, 26).
Seis días de recolección y un día de descanso; de este modo, la actividad creativa de Dios en la Creación llegó a ser el ejemplo para su nación. Por primera vez en la Biblia, se usa la palabra "día de reposo". Significa sencillamente "cesar", y se usa para describir el día cuando los israelitas descansaban de sus labores, como Dios descansaba de las suyas.
Los Diez Mandamientos
Poco después de que se proporcionó el maná por primera vez, Dios dio por medio de Moisés leyes para controlar la actividad de la nación. La estructura de estas leyes, conocidas como los Diez Mandamientos, fue escrita por Dios en dos tablas de piedra. El cuarto mandamiento era así:
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna [...]. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra [...], y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Éxodo 20:8-11).
Tanto para el maná como para todas las actividades de Israel, el sistema sería seis días de labor seguidos por un día de descanso. El uso de la palabra 'labor' es importante ya que este era un aspecto de la vida del hombre que no existía en sus primeros días en el jardín de Edén. Sólo después de que Adán y Eva fueron desobedientes a los mandamientos de Dios, él los sentenció a ellos y a sus descendientes a trabajar arduamente para producir su alimento necesario. Cuando el salmista se refiere a esto, él habla del hombre, el cual "sale [...] a su labor, y a su labranza hasta la tarde" (104:23). Por lo tanto, el trabajo diario del hombre es un constante recordatorio de su mortalidad, la certeza de que él es "polvo, y al polvo volverás" (Génesis 3:19). Ahora podemos ver la importancia de la incorporación del mandato del día de reposo en relación con la provisión del maná. Las experiencias de la nación en el desierto donde Dios proveyó gratuitamente su alimento diario eran forzosos recordatorios de los castigos que vinieron al mundo como resultado de la desobediencia de Adán. Al descansar en el día de reposo, el hombre se identificaría con Dios, y con la finalización de su creación, cuando él pudo revisar "todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31).
El Día de Reposo Entra en Vigor
El día judío empezaba con la puesta del sol, así que las reglas que regían el día de reposo operaban de las 6.00pm del viernes hasta las 6.00pm del sábado. Esta ley nacional había de cumplirse estrictamente. La penalidad por romperla era severa: todo trasgresor había de ser ejecutado porque había "profanado" o violado el día de reposo (véase Éxodo 31:14). En una ocasión, mientras los hijos de Israel estaban aún en el desierto, ocurrió el caso de un hombre que fue sorprendido recogiendo leña en un día de reposo. Presumiblemente, la quería para hacer fuego para cocinar. Aunque se había dado la ley del día de reposo y el castigo por romperla, la gente no estaba segura si la actividad del hombre la había roto, así que presentaron el problema al Señor. La respuesta fue categórica: "Irremediablemente muera aquel hombre" (Números 15:32-36).
El castigo era muy severo por lo que a nosotros nos parece una ofensa menor. Sugiere que el hombre se propuso deliberadamente menospreciar la ley de Dios, pero también confirma la importancia de la provisión del día de reposo en el propósito de Dios. Dios no se revela en la Biblia como un déspota desafecto, así que la aplicación de esta ley con tan severa penalidad sugiere que se podían obtener significativos beneficios por guardarla.
La Bendición del Día de Reposo
Cuando se repitieron los detalles para la generación que había nacido en el desierto después de salir de Egipto, se añadió la siguiente información por vía de explicación:
"Para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo" (Deuteronomio 5:12-15).
De este modo, había un claro beneficio social para todos en la nación, pero también una importante razón fundamental de la ley. Por medio de guardar el día de reposo, habría un recordatorio semanal de la redención de la nación de la esclavitud en Egipto. Deberían ser misericordiosos con sus siervos, porque Dios había mostrado gran misericordia hacia ellos cuando los liberó de la esclavitud a Faraón. Para reforzar este punto, incluso los animales habían de beneficiarse de la ley del día de reposo. Así como se permitía que descansaran los siervos, también podían descansar el buey y el asno (véase versículo 14). Cuando el apóstol Pablo comentó en cuanto a otro aspecto de la ley donde se mencionaba a los animales, dijo: "¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros?" (1 Corintios 9:9). Aunque no se niega que Dios esté interesado en todas sus criaturas, el principal beneficio del día de reposo era para los hombres y mujeres, no para los animales. A ellos se les menciona únicamente para recalcar la importancia del mandato.
Obviamente, los siervos estarían complacidos con la ley, pero, ¿qué puede decirse de los amos? Amos inescrupulosos, al igual que los empleadores inescrupulosos del presente, sin duda tratarían de encontrar una manera de burlar la ley. Pero también había grandes beneficios para ellos. Dios les dijo que el día de reposo era una "señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santificó" (Éxodo 31:17; Ezequiel 20:12). Si ellos deseaban continuar recibiendo bendiciones de Dios cuando estuvieran en la tierra adonde iban, tal como habían recibido en el desierto, tenían que guardar sus días de reposo.
El Objetivo
Todas estas provisiones deberían haber tenido un resultado, la formación de un pueblo que estaba centrado en Dios, no centrado en ellos mismos. Si hubiesen estado preparados para organizarse conforme a sus leyes, habrían sido bendecidos por sobre todas las otras naciones y pueblos. En vez de ser una carga que resistir, la provisión del día de reposo podría revolucionar su vida.
"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra" (Isaías 58:13, 14).
La gran tragedia es que Israel, habiéndole prometido Dios todas estas cosas, no estaba preparado para vivir conforme a sus mandamientos. En vez de honrar el día de reposo, lo deshonraban continuamente. No lo trataban como "santo", sino como un día profano. Como las promesas de Dios a ellos estaban condicionadas a su obediencia, finalmente él tuvo que aplicar el castigo que dijo que ocurriría si ellos eran desobedientes.
"Jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras, porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos" (Ezequiel 20:23, 24).
Antes de ver lo que dice el Nuevo testamento referente al día de reposo, resumamos la enseñanza del Antiguo Testamento:
1. La semana de siete días procede del relato de la Creación, como un mudo testimonio de la obra creadora de Dios.
- El día de reposo era una institución para la nación de Israel, y no había sido impuesto sobre las personas antes del Éxodo. Ellos podían o no descansar en el séptimo día, según sus deseos.
- Dios quería que el día de reposo fuera un "día santo".
- Los israelitas habían de observar el día de reposo (que significa cesación o descanso), refrenándose de las tareas diarias a fin de disfrutar y recordar las bendiciones de Dios.
- La semana laboral de seis días era un constante recordatorio de que todos los hombres mueren y todos son pecadores en necesidad de redención. La observancia del día de reposo muestra la confianza del hombre de que Dios ha prometido una participación en su descanso. La respuesta de Dios había de derramar grandes beneficios sobre la nación, en tanto continuaran obedeciéndole.
- Bajo la ley judía, la penalidad por profanar el día de reposo era la muerte.
7. Dios estableció el día de reposo para enseñar a Israel:
a. acerca de su especial relación con él,
b. acerca de su gran misericordia al liberarlos de la esclavitud de los
egipcios.
8. Había de ser un recuerdo semanal de la redención de la nación.
Reglas Menores
Volviendo a los relatos del evangelio en el Nuevo Testamento, pronto aprendemos como aplicaban los judíos la ley del día de reposo 1.500 años después de que se les dio la ley. Reconociendo que Dios, debido a su desobediencia, había permitido que su pueblo fuese llevado cautivo, y que su tierra fuera profanada e invadida, aquellos judíos que regresaron del cautiverio procuraron asegurarse de que a ellos no les ocurriera lo mismo. Los líderes religiosos al tiempo de Cristo regulaban la ley conforme a un complicado conjunto de reglas creadas en el transcurso de los años. Esto no era una distorsión de parte de ellos, sino que surgió de un fuerte deseo de no desagradar a Dios. Aceptando que ningún trabajo era posible en el día de reposo, ellos intentaron legislar sobre qué podía hacerse al preparar las comidas, cuidar a los enfermos, o atender a los animales. Desafortunadamente, a pesar de estos buenos motivos originales, el gozo que debería haber habido en el día de reposo no podía existir debido a la actitud forjada por concentrarse en detalles relativamente sin importancia. Pronto los árboles ya no les permitían ver el bosque. El propósito y beneficio del día de reposo se había perdido totalmente en un sinnúmero de insignificantes normas y reglas.
La Enseñanza del Nuevo Testamento
Con este trasfondo, el Señor Jesucristo comenzó su ministerio, "predicando el evangelio del reino de Dios" (Marcos 1:14). Pronto enfrentó problemas con la actitud legalista de los líderes judíos. si él sanaba en el día de reposo, se quejaban de que había profanado un día "santo". Tan antagónicos eran que buscaban maneras y oportunidades para destruirlo. Esto plantea dos importantes preguntas: ¿Por qué Jesús efectuó sanidades sin vacilación en el día de reposo, especialmente cuando él sabía cómo se enfurecerían los líderes judíos? Y, ¿por qué los relatos del evangelio atribuyen especial importancia a sus milagros en el día de reposo?
Siete milagros específicos en el día de reposo se destacan en los evangelios, y uno de estos estuvo precedido por un incidente que colocó el punto de vista de Jesús acerca del día de reposo en directa oposición con la que sostenían los líderes judíos (Mateo 12:1-8). Algunos de los fariseos se quejaron de que los discípulos de Jesús estaban arrancando granos y comiéndolos mientras caminaban por un sembrado. La ley judía permitía este privilegio a los transeúntes, pero no especificaba si estaba prohibido en el día de reposo (véase Deuteronomio 23:25). Sin embargo, la tradición de los ancianos judíos lo prohibía. Consideraban que la acción no era diferente de cosechar y aventar el trigo, actividades ciertamente prohibidas en el día de reposo.
Precedentes en el Antiguo Testamento
En su respuesta a la acusación de los fariseos, Jesús mencionó dos incidentes tomados de las Escrituras judías. Les recordó del gran rey David, el cual, cuando estaba en situación desesperada, comió del pan de la proposición, alimento dedicado específicamente para el uso de los sacerdotes (1 Samuel 21:1-6). Hablando acerca de los sacerdotes, Jesús señaló también que ellos "quebrantaban el día de reposo" cada vez que les correspondía efectuar los servicios del templo en el séptimo día. No obstante, David no fue culpable ante Dios, y tampoco lo fueron los sacerdotes. Claramente, había otras consideraciones que se aplicaron en estas circunstancias. Si éstas podían entenderse, entonces nosotros podemos apreciar mejor la actitud de Jesús en el día de reposo.
Hay algunas similitudes importantes entre los dos precedentes del Antiguo Testamento que citó Jesús y su propia posición. David estaba siendo perseguido por Saúl, el rey judío, cuando llegó hasta Ahimelec, el sacerdote de Nob, y le pidió alimento para él y sus "jóvenes". Jesús estaba con sus jóvenes - los discípulos - y los líderes judíos de su tiempo estaban ansiosos de perseguirlo. Si los fariseos hubiesen considerado la comparación, también habrían aprendido que Jesús, como David, era "el ungido del Señor", y ellos, como Saúl, habrían tenido su día.
Lo mismo se aplica al otro incidente. Era cierto que los sacerdotes no profanaban el día de reposo si estaban trabajando en la casa de Dios. Pero Jesús había dicho a María y a José cuando sólo tenía doce años de edad, después de que lo habían buscado por tres días: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" (Lucas 2:49). A diferencia de todo otro que haya vivido jamás, Jesús vivió toda su vida en total armonía con la voluntad de Dios. Todos los demás, a pesar de lo bueno que puedan ser, han pecado. Incluso David, un "hombre conforme al corazón de Dios", pecó en el caso de Betsabé. Pero Jesús "no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca" (1 Pedro 2:22).
Señor del Día de Reposo
Nos preguntamos si los fariseos entendieron el verdadero impacto de estos dos ejemplos que Jesús había citado. Fue una total afirmación de su estrecha relación con Dios, y su parte en el plan de redención de Dios como el futuro Rey que regirá la tierra en paz. Su breve resumen de la provisión del día de reposo es importante:
"También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo" (Marcos 2:27, 28).
Jesús declaró lo que nosotros descubrimos al leer el Antiguo Testamento: Dios proveyó el día de reposo para conferir beneficios a todo el que esté oprimido - fue hecho "por causa del hombre". ¿Cómo podían los fariseos presenciar las grandes obras que hacía Jesús, sanando a los enfermos y trayendo alivio a los pobres y a los hambrientos, y no darse cuenta de que la verdadera esencia del día de reposo podía verse en su devoción por la voluntad de su Padre, y en su preocupación por sus semejantes? "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:29).
¡Verdaderamente, él era "Señor del Día de Reposo"!
Salvación del Pecado
Tal como Dios había sacado a la nación de Israel de Egipto y la liberó de la esclavitud, la Biblia describe como Jesús, al destruir en sí mismo el poder de los deseos pecaminosos, ha abierto una vía para que los hombres y mujeres reciban el perdón de sus pecados, y sean finalmente liberados de la sujeción de la mortalidad. Muchos aspectos de la ley que se dio por medio de Moisés estaban dirigidos a esta obra de Cristo: por ejemplo, el tabernáculo, los sacrificios, y los sacerdotes. Pero así también lo estaba el día de reposo. Debería haber enseñado a la nación judía acerca del interés de Dios por su pueblo, y de las bendiciones que él deseaba derramar sobre ellos. el apóstol Pablo lo describió así: "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo [...]. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo" (Gálatas 3:24-25).
La ley enseñó una lección acerca del propósito de Dios por medio de Jesucristo. Si se ha entendido y adoptado la lección, la obra de la ley se ha completado. El día de reposo era un recordatorio semanal de la liberación de Egipto. En el presente, a los seguidores de Cristo se les manda que recuerden la liberación que él ha logrado en beneficio de ellos. Poco antes de su crucifixión, Jesús tuvo una comida con sus discípulos e impartió un significado más completo al pan y al vino que compartieron. Él dijo que el pan era una representación de su cuerpo, dado totalmente a Dios para traer salvación a sus amigos; el vino, como su sangre, fue derramado para ellos para el perdón de pecados. "Haced esto--les dijo--en memoria de mí". Comentando esto, el apóstol Pablo explicó que "todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga" (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:26).
No es extraño que Pablo estuviera tan disgustado de que algunos de aquellos a los cuales les había enseñado las buenas nuevas acerca de Cristo, estuvieran insistiendo en que debían observarse el día de reposo y todas las otras partes del calendario religioso judío): "Mas ahora, conociendo a Dios [...], ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros" (Gálatas 4:9, 10). No es que seguir estos aspectos de la ley estuviese equivocado, sino que insistir en que todos los creyentes cristianos debieran hacerlo era ignorar lo que Jesús mismo había enseñado. En un importante y crucial pasaje, Pablo explicó que lo que anteriormente se había impuesto sobre los judíos a nivel nacional, desde que vino Cristo era un asunto de conciencia individual.
"Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté completamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor [...]. Ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí [...]. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven" (Romanos 14:5-9).
El Señor de la Vida
Después de la muerte, resurrección y ascensión de Jesús, los primeros creyentes pronto adoptaron un sistema de adoración. Como la esperanza de vida e inmortalidad quedó asegurada por su resurrección, ellos recordaban su sacrificio en el primer día de la semana, el día en que él salió de la tumba. Leemos, por ejemplo, de una ocasión cuando Pablo estaba visitando Troas, "el primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba" (Hechos 20:7: véase también 1 Corintios 16:2). La información se presenta en el relato de manera tan natural que debe haber sido la práctica adoptada por los diversos grupos de creyentes en diferentes lugares.
La implicación es que se evitaba estudiadamente ocupar el día de reposo como el día en que se efectuaba el memorial del sacrificio de Jesús, y que en cambio elegían el día en que él resucitó de entre los muertos. El día de reposo había conmemorado el descanso de Dios después de la creación. El primer día de la semana era un recordatorio de cuando Dios dijo: "Hágase la luz", y de cuando "la Luz del mundo" salió de la tumba. La muerte fue vencida, y Jesús llegó a ser el Señor de la vida.
Aunque la adoración en el primer día de la semana había llegado a ser parte del sistema de las primeras congregaciones de cristianos, las restricciones del día de reposo no se habían transferido sencillamente del sábado al domingo. No hay instrucciones en el Nuevo Testamento que manden a los creyentes a que descansen de su trabajo diario. Cada persona tiene que ordenar su vida como lo considere conveniente: "Por tanto, nadie os juzgue [...] en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo" (Colosenses 2:16-17).
Esta enseñanza del Nuevo Testamento puede resumirse brevemente como sigue:
1. Los judíos habían olvidado el verdadero propósito del día de reposo, el cual se había perdido en una maraña de normas y reglas menores que ellos habían creado.
- Jesús, en su enseñanza y por medio de sus milagros, declaró el verdadero propósito del día de reposo. Debía mostrar que el propósito de Dios involucra liberar a hombres y mujeres de la esclavitud del pecado y la muerte de manera que puedan servirles. No había un mejor día para él que hacer la obra de Dios en el día de reposo.
- El día de reposo era un recordatorio semanal de estas cosas, pero Jesús vivió de esta manera cada día, durante toda su vida.
- Después de la ascensión de Jesús, sus discípulos se reunían en el primer día de la semana para recordar su sacrificio, pero no lo convirtieron en un asunto de obligación; quedó a la conciencia individual de ellos.
Actitudes Modernas
Los judíos religiosos del presente, que no reconocen la obra del Señor Jesucristo, aún guardan tradicionalmente el día de reposo en el séptimo día. Ellos creen sinceramente que la ley está aún a la espera de su cumplimiento.
Algunos cristianos creen que por adorar en el domingo están guardando una especie de día de reposo del Nuevo Testamento. Hemos visto que en las Escrituras no hay apoyo para esta creencia. Pero esto no significa que hay algo erróneo en adorar en un día domingo, o en abstenerse de las tareas mundanas que llenan otros días de la semana. En lugares donde el domingo no es un día de trabajo normal, sin duda es sensato organizar reuniones para adorar en ese día. No obstante, debe recordarse siempre que Dios no lo ha mandado. Aunque los creyentes cristianos deberían reunirse habitualmente para recordar el sacrificio de Cristo, no hay mandato acerca del día exacto en que debe hacerse. La declaración importante en todo esto es que "todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga". Es más crucial recordar habitualmente lo que logró Cristo, que hacer una controversia en cuanto a en qué día debe observarse el memorial.
Los Adventistas del Séptimo Día
Los miembros de esta iglesia afirman que los cristianos deberían guardar el sábado como día de reposo. Ellos tienen razón al decir que el día de reposo fue instituido en el séptimo día, y no en el primero, pero su insistencia en que los verdaderos creyentes en Cristo deberían guardarlo, pasa por alto la evidencia del Nuevo Testamento. Si los apóstoles, que escribieron bajo la guía del Espíritu Santo, declararon específicamente que guardar el día de reposo era volver de nuevo a "los débiles y pobres rudimentos" de los cuales los había liberado el sacrificio de Cristo (Gálatas 4:9), ¿cómo pueden insistir en ello los verdaderos cristianos? Los adventistas afirman que el día de reposo se instituyó y practicó en Edén, aunque, como hemos visto, no hay evidencia bíblica de un mandato en cuanto a un día de reposo antes de que se diera la ley de Moisés.
Que la enseñanza del Nuevo Testamento acerca de la ley de Moisés ya no está en vigor para los creyentes cristianos es tan evidente que uno puede admirarse de cómo los miembros de esa iglesia pueden mantener su posición. Lo hacen por medio de afirmar que la ley debe considerarse en dos partes: una ley 'moral' (los Diez Mandamientos), y una ley 'ceremonial' (todos los otros mandamientos). Consideran la ley 'moral' como mandatos eternos de Dios, y, de este modo, aún en vigor para los creyentes en el presente. Aceptan que la ley 'ceremonial' expiró cuando el Señor Jesús fue crucificado. Pero la Biblia nunca se refiere a la ley de esta manera; las frases 'ley moral' y 'ley ceremonial' no ocurren en la Escritura, y tampoco las ideas que se quieren expresar con esas frases. En realidad, hay un comentario específico en Nuevo Testamento que muestra que los Diez Mandamientos no habían de considerarse como principios eternos. El apóstol Pablo escribió a los creyentes cristianos de Corinto diciéndoles que "la letra [la ley de Moisés] mata, mas el espíritu vivifica". Él describió a los Diez Mandamientos como "el ministerio de muerte grabado con letras en piedras" (2 Corintios 3:6, 7). La elevadas normas de la ley condenaban a todo hombre como pecador, y el justo castigo para el pecado es la muerte. La esencia de la enseñanza de Cristo es la esperanza en el perdón de los pecados debido a su vida sin pecado y su sacrificio generoso.
No nos agrada contradecir a personas que están intentando honestamente interpretar lo que enseña la Biblia, pero creemos que los adventistas del séptimo día están seriamente confundidos en este aspecto en particular. Posiblemente, sus creencias surgieron como reacción a un error muy común con respecto a la enseñanza de la Biblia acerca del día de reposo. Este error surgió dentro de algunas centenas de años después de la muerte de Cristo, y pronto se convirtió en una tradición fija.
La Iglesia Original
La propagación del cristianismo en aquellos tiempos era rápida y de largo alcance. Se comparó a una llama, que encendía todo a su paso. El efecto sobre el Imperio Romano, que controlaba una gran área del mundo habitado en aquellos días, fue muy grande. Algunos emperadores, entendiendo la amenaza que suponía, intentaron destruirlo por medio de la persecución. Pero, al igual que cuando se poda un árbol, esto sólo hizo que el movimiento fuera cada vez más fuerte y más decisivo. En el cuarto siglo de nuestra era, el emperador Constantino vio las ventajas políticas de tener a los súbditos cristianos en su imperio trabajando con él más bien que en contra de él. Así que fusionó algunos de los aspectos de las antiguas religiones paganas con las características del cristianismo. Se cambió el nombre a algunos festivales paganos para hacerlos aceptables tanto a cristianos como a no-cristianos. Reconociendo que los cristianos se reunían para recordar a su Señor en el primer día de la semana, Constantino emitió un edicto al efecto de que "todos los jueces, ciudadanos y artesanos descansen en el venerable día del sol". Por lo tanto, ingeniosamente, fusionó la antigua adoración al sol con la "nueva" religión del cristianismo.
Fue como la ley de Moisés reimpuesta en un estilo seudo-cristiano. Todas las restricciones que la ley había aplicado al séptimo día, por el edicto de Constantino se transfirieron ahora al primer día. Él quitó la libertad incorporada por medio de Cristo e hizo de la observancia un asunto de ley más bien que de libre voluntad. Tal como los judíos habían creado sus tradiciones acerca de cómo debía guardarse el día de reposo, por un período de tiempo los cristianos errados empezaron a considerar el primer día de la semana en estricto apego al día de reposo. Sólo tenemos que leer algunas novelas de la era victoriana para entender todo lo inútil, deprimente, y calculadas para quitar todo gozo de la adoración llegaron a ser estas tradiciones.
Siete Días Completos
¿Qué podemos aprender del tema, de manera que podamos poner en práctica en el presente sólo aquellas cosas que agradan a Dios? Hay algunas líneas en el famoso himno de George Herbert, "Rey de Gloria, Rey de Paz", que pueden ayudarnos:
"Siete días completos, no uno en siete,
te alabaré...
incluso la eternidad es demasiado corta
para glorificarte".
Nuestro tiempo pertenece, no a nosotros, sino a Dios. Si en verdad deseamos agradarle, no le daremos de mala gana sólo un día a la semana, guardando todo el resto para pasarlo sólo como consideremos conveniente. Trataremos de guardar sus mandamientos como guías para cada aspecto de nuestra vida, y así honrarlo y glorificarlo. No hay duda de que hay grandes bendiciones que se pueden obtener de un descanso semanal habitual del trabajo común, pero necesario. Si estas bendiciones se usan debidamente, ¿qué mejor que dedicarlas a la adoración y recuerdo, como una respuesta a una generosa provisión, no porque alguna "ley" pone exigencias al género humano. Así es como habló Pablo acerca del tema un poco después en su carta a los gálatas:
"Estad, pues, firmes [...] y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud [...] porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros" (Gálatas 5:1, 13).
"Queda un reposo"
Hay un aspecto final. Cuando escribió a los judíos que habían dejado la ley de Moisés y habían llegado a ser hermanos en Cristo, el apóstol escribió acerca de la provisión del día de reposo de una manera fascinante que reunió todas las cosas diferentes que nosotros hemos descubierto en nuestro breve estudio de la enseñanza de la Biblia (véase Hebreos 3:7-4, 10). Meditando en un versículo de Salmos 95, donde Dios declaraba que aquellos que se alejaban de él nunca entrarían en su descanso, el apóstol dedujo que había una implícita promesa para algunos entraran. ¿Quiénes serían? No podían ser los israelitas, quienes, por su desobediencia, perdieron las bendiciones prometidas. Así que debe referirse a otros, los cuales aún están esperando que empiece el descanso: "Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas" (Hebreos 4:9, 10).
Por lo tanto, el verdadero descanso de Dios está aún por venir. Será un tiempo cuando se hará su voluntad perfectamente "en la tierra como en el cielo", tal como Jesús nos enseñó a orar. En otra parte, la Biblia llama reino de Dios a este descanso. En cada día de la semana hay una oportunidad para mostrar por medio de nuestra vida que nosotros creemos en la promesa de su establecimiento. El Rey regresará pronto para llamar a los santos muertos y los que viven al eterno descanso de su Padre. ¿Será Ud. uno de los que
ha estado esperándolo?
MICHAEL ASHTON
Los pasajes citados están tomados, por lo general, de la Versión Reina-Valera (Revisión de 1960).
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