Entre los
árabes existe una gran diversidad de orígenes étnicos. Según la Torá, la Biblia
y el Corán, los árabes de la península de Arabia son los descendientes de Sem,
hijo de Noé. La manutención del nombre de pila o el apellido es una parte
importante de la cultura árabe y, por tanto, algunas líneas genealógicas pueden
ser rastreadas hasta tiempos remotos. Los primeros árabes de los que se tiene
conocimiento documentado provenían de la antigua capital nabatea Petra, en la
actual Jordania.
Otros
árabes, conocidos como árabes arabizados, incluyen a aquellos que viven en
partes de la Mesopotamia histórica (conocida en árabe como Bayn Nahrain o
“entre dos ríos”), del Oriente (Próximo y Medio), de las tierras bereberes, de
las tierras de los moros (la antigua Mauretania), Egipto, Sudán y otras zonas
de África.
El origen de
los árabes se concentra en dos grandes grupos:
Los
“al-‘Āriba” o de “origen puro”: Son los árabes que tradicionalmente se han
considerado como descendientes de Noé a través de su hijo Sem, que engendró a
Arfaxad, que engendró a Salaj, que engendró a Heber, que engendró a Joctán
(Qahtan). De ahí que reciban el nombre de Joctanitas o Qahtanitas, cuyos
ancestros más antiguos, desde el punto de vista histórico, son las tribus de sabeos
del Yemen. Las familias nobles de árabes joctanitas pertenecientes a este grupo
pueden ser reconocidas en tiempos modernos a través del apellido de su linaje:
Alqahtani, Alokbi, Alharbi, Alzahrani, Alghamedey, Alansari o Ansar, Aldosari,
Alkhoza'a, Morra, Alojman, Bani Qahtan, Bani Okba, Bani Harb, Bani Zahran, Bani
Ghameda, etc. Las genealogías árabes adscriben los orígenes de los joctanitas a
los pueblos árabes del sur que levantaron uno de los centros de civilización
más antiguos en Oriente Próximo alrededor del 800 a. C. Estos grupos no
hablaban ninguna de las formas primitivas del árabe, sino lenguas semíticas del
sur tales como el sabeo, el mineo, el qatabánico o el hadramático.
Los
"al-Mustaʻribah" o "árabes arabizados": El término
"árabe arabizado" puede usarse en tres casos diferentes:
Es usado
para definir a los árabes considerados tradicionalmente como descendientes de
Abraham a través de su hijo Ismael, y de éste, su hijo Adad, por lo que son
conocidos como "Adaditas". Define a los árabes que se establecieron
en La Meca cuando Abraham tomó a su mujer egipcia Agar y a su hijo Ismael para
conducirlos a dicha ciudad. Ismael creció junto a su madre Agar y la noble
tribu árabe de "Jurhom", que abandonó Yemen para establecerse en La
Meca tras el gran periodo de sequía que padeció Yemen por aquel tiempo. Ismael
aprendió la lengua árabe y la hablo con fluidez a lo largo de su vida. Esta es
la razón principal por la que este grupo árabe es conocido como
"arabizado". El Profeta del Islam, Mahoma, es descendiente de la
tribu árabe adadita conocida como "Quraysh". Las familias de árabes
adaditas, pertenecientes a este grupo, pueden ser reconocidas en tiempos
modernos a través del apellido de su linaje: Alanazi,Altamimi, Almaleek,Bani
Khaled, Bani Kolab etc.
El término
"árabe arabizado" es también usado para definir a las tribus árabes
que hablaron otros idiomas afro-asiáticos en tiempos primitivos.
El mismo
término "mustaʻriba" o "árabes arabizados" es usado también
para definir a los árabes mestizos descendientes de los árabes puros con árabes
del sur de Arabia.
Identidad
árabe[editar · editar código]
Familia
árabe de Ramallah, a principios del siglo XX.
La identidad
étnica de los árabes no debe confundirse con su adscripción religiosa, y es
anterior a la aparición del Islam, tal como se demuestra históricamente por la
existencia de reinos árabes cristianos y de tribus árabes judías en la antigua
Arabia. Sin embargo, actualmente la gran mayoría de los árabes son musulmanes,
con pequeñas minorías que siguen otras religiones, principalmente el
cristianismo.
Por otra
parte, los pueblos islamizados pero no arabizados, que constituyen el 80% de la
población musulmana mundial, no forman parte del mundo árabe, pero sí del mundo
islámico, que es geográficamente mucho más extenso y diverso.
En la
actualidad, la definición de quién es o no es árabe debe incluir uno o más de
los tres criterios siguientes:
1. Criterio
genealógico: los descendientes de las antiguas tribus de Arabia, habitantes
iniciales de la
península arábiga y de Siria. Esta definición fue muy empleada
en la Edad Media, por ejemplo para Ibn Jaldún, que distingue a los Prolegómenos
entre los árabes sedentarios que habían sido nómadas en el pasado y los árabes
beduinos que todavía eran nómadas en el desierto. Utiliza la expresión
"árabes exnómadas" para referirse a los musulmanes sedentarios, pero
nombrándolos a continuación según la ciudad o el país donde vivían, es decir,
egipcios, hispanos o Yemenitas.
Los
genealogistas árabes medievales dividían los árabes en tres grupos:
"Antiguos
árabes": tribus que habían desaparecido o que habían sido deshechas, como
los A'ad y Thamud, a menudo citadas en el Corán como ejemplos del poder de Dios
para destruir los pueblos impíos.
"Árabes
puros": los del sur de Arabia, especialmente del Yemen, descendientes de
Qahtan (muchos de ellos emigrados tras la destrucción de la toma de Marib), y
sus rivales del norte, descendientes de Adnan.
"Árabes
arabizados" (musta ribah): los del centro y norte de Arabia, descendientes
de Ismael, hijo de Abraham. El Libro de los Jubileos explica que los hijos de
Ismael se mezclaron con los hijos de Cetura y Abraham, y que sus descendientes
se llamaron "árabes" e "ismaelitas".
El criterio
genealógico, sin embargo, fue perdiendo fuerza a medida que pueblos distintos
se iban identificando progresivamente como árabes.
2. Criterio
lingüístico: los que hablan árabe como lengua materna, incluyendo cualquiera de
sus variedades locales. Esta definición incluye a más de 300 millones de
personas. Sin embargo, algunos grupos que cumplen este criterio rechazan de
llamarse árabes en base a que no tienen ancestros árabes. Por ejemplo, los
egipcios prefieren definirse propiamente como egipcios, y no árabes.
3. Criterio
geopolítico: en el contexto del moderno nacionalismo, cualquier ciudadano de
cualquier estado donde el árabe es el idioma oficial o uno de los idiomas
oficiales, o que simplemente forma parte de la Liga Árabe (con lo cual el árabe
es idioma oficial de ese país, aunque no lo hable la mayoría de la población).
Esta definición también incluiría más de 300 millones de personas, pero es la
más contestada y la más simplista de las tres. Es un criterio que excluye toda
diáspora árabe fuera del mundo árabe y en cambio incluye no sólo los que se
consideran árabes sino también poblaciones arabizadas que no se consideran
árabes ellas mismas, como la mayoría de libaneses y de egipcios, tanto
cristianos como musulmanes, y también minorías étnicas no arabizadas que han
conservado sus propias lenguas, distintas del árabe, como los bereberes de
Marruecos y de Argelia, los kurdos de Irak o los somalís, mayoritarios en
Somalia, un país no árabe y sin embargo miembro de la Liga Árabe.
La
importancia relativa de cada uno de estos tres factores se ve de forma diversa
según quien lo formule, y a menudo hay discusiones. En general, la mayoría de
los que se consideran a sí mismos árabes se basan en una superposición de las
definiciones geopolítica y lingüística. Poca gente acepta una definición
política de quién es árabe si no se trata al mismo tiempo de hablantes de
árabe. Por ejemplo, son pocos los kurdos y los bereberes que se identifican
como árabes, aunque algunos bereberes sí lo hacen. Algunas minorías religiosas
de Asia occidental y del norte de África que hablan árabe, como los cristianos
de Egipto, Líbano y Siria, a veces no se consideran ellos mismos árabes y,
obviamente por motivos políticos, tampoco se llaman árabes los judíos
orientales, originarios de los países árabes, que son de lengua y cultura
árabes pero de religión judía.
La Liga
Árabe estableció en su declaración fundacional, en 1946, que era árabe
"una persona que habla árabe, que vive en un país de lengua árabe, que
simpatiza con las aspiraciones de los pueblos de lengua árabe "(una
curiosa combinación de definición lingüística y política).
Durante la
época de la expansión del islam, los siglos VII y VIII, los árabes crearon un
gran imperio gobernado sucesivamente por los Raixidun, por los Omeyas y por los
abasíes, cuyos límites tocaban Francia al oeste, China al este, el Asia Menor
al norte, y Sudán al sur. Los árabes expandieron el Islam y su lengua, que es
la lengua del Corán, mediante conversiones y asimilación cultural. Muchos
grupos fueron conocidos como "árabes" a lo largo de este proceso de
arabización, complementario de la conquista militar. Por tanto, con el tiempo,
el término "árabe" se fue cargando de un significado más amplio que
el de la etnia original: aparece un "árabe cultural" frente al
"árabe étnico". El panarabismo proclama que los árabes comparten una
misma historia, una misma cultura y una misma lengua. La consecuencia lógica de
ello fue la reclamación de un Estado soberano donde quedaran agrupados todos
los territorios árabes, pero el panarabismo debe competir a menudo con los
nacionalismos locales, especialmente en Líbano, Siria, Irak y Egipto.
En la Edad
Media, los cristianos de Italia y los cruzados en general preferían la palabra
sarracenos para todos los musulmanes, sin distinción. Los cristianos de
Hispania los llamaban moros, también sin distinción de origen, incluyendo los
que vivían en la Península Ibérica, aunque este término designaba
originariamente los habitantes del Magreb en la antigüedad.
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