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lunes, 18 de noviembre de 2013

DIOS ES FIEL EN TODO...



El pequeño Luis, de seis años, decidió una mañana prepararle pancakes a sus papás para desayunar.
Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo.

La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes. Además había ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su perrito.

Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse. quería darle una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a la pasta, o si había que hornear los pancakes, pues ni siquiera sabía cómo usar el horno.

Cuando miró otra vez la mesa, su perrito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente derramó la botella de leche y además se quebraron unos huevos que había sobre la mesa al caer al suelo.
Intentó agacharse para limpiar, pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo. En ese momento, vio a su papá de pie en la puerta. Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos. solo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.

Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente, castigarlo. Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.

"Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin querer terminamos haciendo un desastre.
Discutimos y peleamos en familia, insultamos a un amigo, hacemos mal nuestras obligaciones, y desordenamos nuestra vida.

Otras veces, sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.

Entonces, es cuando Dios nos toma en sus brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama,
sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.
Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial.

Tarde o temprano lo lograremos y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos."

Este era un billete de $20 dólares y otro de $1 dólar que se encontraban
en una bolsa de banco en el edificio de la Reserva Federal en el centro
de la ciudad. Mientras se encontraban lado a lado, el billete de un $1
le preguntó a su compañero,

"Oye, amigo, ¿dónde has estado? No te he visto en mucho tiempo."
El de $20 respondió:
"Amigo, ¡¡Vaya que he tenido trabajo!!
He viajado a países distantes, también a los restaurantes más finos, a
los casinos más grandes y finos. También he estado en numerosas
boutiques, el centros comercial de lujo en el norte y el del sur, y
también el nuevo que ayudé a construir. De hecho, justo en esta semana
estuve en Europa, en un partido profesional de la NBA (Liga Nacional de
Basquetbol en Estados Unidos), en un rodeo, en un balneario, en un salón
estilista de gran clase.
¡¡He hecho todo eso!!

Después de haber descritos todos esos grandiosos viajes, el billete de
$20 dólares le preguntó al de $1
"¿y a ti cómo te ha ido? ¿Dónde has estado?"


El billete de $1 dólar respondió,
"Bueno, he estado en la Iglesia Bautista, Metodista, también en la
Iglesia Episcopal; en la Iglesia de Dios, la católica, la mormona, la
de los Santos de los Últimos Días, la Iglesia A.M.E., la Iglesia de los
Discípulos de Cristo, la...

"¡¡¡ESPERA, ESPERA, DETENTE UN M I N U T O !!!"
Gritó el billete de $20,
"¿Qué es una iglesia?"

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