La ciudadela de Machu Picchu ha tenido diversos periodos de
ocupación. Tomados de las crónicas, del estilo constructivo y las cerámicas
encontradas, se deducen los siguientes:
Periodo Inicial: 1300 dc
Periodo Clásico: 1400 dc
Periodo Imperial: 1533 dc
Periodo de Transición: 1533-1572 dc
La historia de Machu Picchu
La mayoría de los arqueólogos modernos e historiadores
coincide en que Machu Picchu fue construida por el Inca Pachacútec, el más
grande estadista del Tahuantinsuyo, quien gobernó desde 1438 a 1471. Los
arqueólogos presumen que la construcción de la ciudadela dataría del siglo XV,
aproximadamente, fecha cronológica dada por el carbono 14 o radiocarbono.
La construcción de Machu Picchu corresponde al momento en
que el pequeño señorío Inca comenzó a crecer. Según los arqueólogos, en esta
zona se libró la última batalla que definió la victoria sobre los chancas,
victoria que cubrió de prestigio y otorgó el poder al Inca Pachacútec.
Pachacútec fue el primer Inca en salir más allá del valle
del Cusco luego de su épica victoria sobre los chancas. Fue el que llevó a cabo
la expansión del Tahuantinsuyo y se le reconoce como el "constructor"
del Cusco. Esta fue una de sus más grandes obras.
El origen de Machu Picchu es atribuido con cierta certeza a
Pachacútec, aguerrido mandatario, que se caracterizó por sus conquistas
territoriales, y el desarrollo de la religión y la espiritualidad. De allí es
que hoy los estudios arqueológicos apoyan la teoría de que fue una hacienda
real destinada al culto de los dioses y un desafío a las dotes de constructor
del gobernante.
Construida como
refugio de lo más selecto de la aristocracia incaica, la fortaleza fue ubicada
en la vertiente oriental de la cordillera del Vilcanota, a unos 80 km del
Cusco, la capital del imperio. Su estratégica situación geográfica fue elegida
con admirable acierto. Rodeada de profundos acantilados y alejada de la vista
de extraños por una enmarañada selva, la ciudadela de Machu Picchu poseía la
cualidad de tener una sola y angosta entrada, lo que permitía, en caso de un
ataque sorpresivo, ser defendida por muy pocos guerreros.
Ocupada por lo menos por tres generaciones de Incas, la
ciudadela de Machu Picchu fue abandonada en una decisión repentina y
misteriosa. Las hipótesis más sólidas explican su desaparición de la memoria
histórica en razón de que Machu Picchu era un lugar desconocido para las castas
inferiores y sus rutas prohibidas para cualquiera que no formara parte del
pequeño círculo del Inca.
Parte de las conquistas de Pachacútec incluyó el valle de
Tampu, que a pesar de estar habitada por esa nación hermana del Cusco, no se
libró de su férreo dominio. Por su belleza natural, clima benigno (uno de los
mejores de los Andes) y rico suelo, Pachacútec fijó en Tampu el asentamiento
predilecto de la nueva nobleza imperial, engalanando el valle con varias de las
más fastuosas ciudades del Tahuantinsuyo, como Ollantaytambo y Machu Picchu. La
elección del sitio para levantar Machu Picchu debió ser hecha con sumo cuidado,
pues era, y aún lo es, un lugar perfecto para levantar un centro ceremonial. Se
ubicaba, según el investigador Antonio Zapata, en la cadena de montañas más
importante por su carácter sagrado, que comienza en el Salcantay (el apu,
espíritu mayor) y termina en el Huayna Picchu. Era un lugar privilegiado para
observar el movimiento de las estrellas y del sol, divinidades incaicas.
Además, de acuerdo con sus investigaciones, el lugar contaba
con una cantera en las cercanías que podía proveer de las más finas piedras de
granito blanco.
EL DESCUBRIMIENTO
El 24 de julio de 1911 es conocido como la fecha del
"descubrimiento" de la famosa Ciudadela inca de Machu Picchu, tesoro
arquitectónico que había permanecido oculto, por más de cuatro siglos, bajo la
exuberante naturaleza del cañón del Urubamba. Este hallazgo fue hecho por el
controvertido antropólogo, historiador o, simplemente, por el explorador
norteamericano, aficionado a la arqueología, de la Universidad de Yale,
profesor Hiram Bingham.
Si bien el descubrimiento le es adjudicado a Bingham, según
el investigador del Cusco, Simone Waisbard, el hallazgo fue producto de una
casualidad, ya que habrían sido Enrique Palma, Gabino Sánchez y Agustín
Lizárraga, los primeros en visitar estos restos arqueológicos sobre cuyas
piedras dejaron grabados sus nombres el 14 de julio de 1901. Y porque, además,
el arqueólogo inglés buscaba, en realidad, la ciudad de Vitco, el último
refugio de los incas y el último punto de resistencia contra los españoles. De
manera que el citado descubrimiento de Bingham se reduciría a la difusión del
hecho para la ciencia. Sin embargo, para su principal protagonista llegar a
este día no fue producto del azar, sino de una extenuante investigación basada
en las informaciones proporcionadas por campesinos del lugar, además de varios
años de viajes y exploraciones por la zona.
Antes que Machu Picchu fuera descubierta es probable que
formara parte de los fundos Qollapani y Kutija. Con el paso de los años quedó
la hacienda Q`ente como unidad inmobiliaria. Ellos, Palma, Sánchez y Lizárraga,
encontraron viviendo en el lugar al indígena Anacleto Alvarez, quien hacía ocho
años atrás cultivaba las tierras arrendadas por doce soles anuales.
Los propietarios del fundo jamás habrían podido conocer
metro a metro todo el lugar por su gran extensión y, especialmente, por su
topografía tan agreste e irregular. Existieron personas que, efectivamente,
conocieron Machu Picchu e incluso vivieron en ella, pero que no tuvieron idea
de su grandeza ni de la importancia que tenía ni, mucho menos, tuvieron la posibilidad
de darla a conocer al mundo.
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