Los especialistas advierten que los rellenos
dérmicos, que en ese país tiene las mismas regulaciones que los cepillos de
dientes, podrían causar daño duradero.
Mala praxis
La revisión independiente añadió que las cirugías
cosméticas han sido "trivializadas". También ataca a compañías
"desagradables" que ponen las ganancias por encima de la
Pero existe preocupación por la vulnerabilidad de
los pacientes.
El mayor crecimiento está en los procedimientos no
quirúrgicos, como las inyecciones de relleno para las arrugas, el Bótox y la
depilación láser; un área de la cosmética que según el informe "no tiene
casi regulación".
Los expertos descubrieron que los procedimientos no
quirúrgicos, que pueden tener desenlaces muy negativos, son tratados de la
misma forma casual en que la gente se pinta el cabello durante la hora del
almuerzo o en las cada vez más comunes "fiestas de belleza".
"Lo más sorprendente es que cualquier persona,
en cualquier parte y a cualquier hora puede hacerle un relleno a alguien, y
esto es algo extraño", dijo Bruce Keogh, jefe del informe.
A un nivel europeo, los implantes y la utilización
de Botox están regulados y clasificados como medicamentos.
La razón por la que en suelo británico los rellenos
no están regulados se debe a que se considera que no tienen un propósito
médico, por lo que tienen el mismo tratamiento que un cepillo de dientes o un
bolígrafo. En Europa hay 190 productos para realizar rellenos, mientras que en
Estados Unidos hay 14.
Bruce también señaló que las ofertas de
tratamientos estéticos, como los de dos por uno o
las rifas de implantes de senos, eran formas "particularmente
desagradables" de incentivar a la gente a que se someta al bisturí.
También hubo cuestionamientos respecto a la
seguridad. Según el informe, en algunas partes del sector privado no se revisa
la cualificación de los cirujanos.
El informe fue una iniciativa que surgió después de
miedo global causado por implantes mamarios realizados por la firma francesa
Poly Implant Prothese (PIP).
Estos implantes estaban rellenos de una silicona
industrial que era dos veces más propensa a romperse que otros implantes.
A Catherine Kydd, de 40 años, se le rompieron los
implantes.
"¿Por qué es aceptable que tenga que vivir por
el resto de mi vida con silicona industrial en mis ganglios linfáticos debido a
que esta industria no tiene una regulación apropiada?", se pregunta Kydd.
Su historia no es inusual. Michael Saul, es un
abogado que representa a víctimas de mala praxis de procedimientos cosméticos,
incluyendo a un paciente que quedó ciego de un ojo inmediatamente después de
que le inyectaran un relleno dérmico.
"Ganancias antes que pacientes, eso es lo que
está pasando. Se vende la cirugía como muy segura y eso está mal", comenta
Saul.
Por su parte, Sally Taber, directora de Servicios
Independientes de Atención a la Salud, que representa a la industria de
cosméticos, dijo que el informe era bueno. "Hay tanta mala praxis allá
afuera, que esto se agradece".
Mientras que la Asociación Británica de Cirujanos
Plásticos mostró "alivio" por los resultados del estudio pues su
posición es que los rellenos dérmicos se clasifiquen como medicamentos.
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