A menudo se
nos habla de los beneficios del agua: aclara la piel, reduce el cansancio y
ayuda a la concentración.
Pero la
muerte de una mujer en Estados Unidos por tomar demasiada agua muestra que una
dosis grande del preciado líquido, es peligrosa.
La mujer
tomaba parte en un concurso en el cual aquél que tomara más agua, sin
eliminarla, ganaba una consola de videojuegos.
Posteriormente,
sin embargo, comenzó a quejarse de dolores de cabeza y se fue a su casa, donde
después se le encontró muerta. Las pruebas iniciales confirmaron que su muerte
fue resultado de una intoxicación de agua. Según los expertos, beber demasiada
agua puede eventualmente causar inflamación en el cerebro, evitando que regule
las funciones vitales que debe desempeñar, como la respiración, lo que causa la
muerte.
Sin embargo,
ésta es una situación que ocurre rara vez. El problema que se presenta más
comúnmente es el poco consumo de agua, y por lo tanto el caso de esta mujer es
un caso anecdótico porque el problema más habitual es la falta de agua. En un
estudio reciente encontramos que más del 80% de la población adulta en no
consumía cantidades suficientes de agua al día.
Proceso
El agua que
bebemos es eliminada por el organismo en la orina y el sudor, básicamente.
Las
cantidades del líquido en el cuerpo deben estar reguladas para controlar los
niveles de ciertos componentes de la sangre, como el sodio. Si tomamos
demasiada agua, los riñones eventualmente no son capaces de funcionar lo
suficientemente rápido para eliminar el exceso de líquido del cuerpo.
Con esto
ocurre una dilución de los niveles de los componentes de la sangre, como sodio,
potasio y cloro. Estos componentes están involucrados en la actividad
contráctil de los músculos, incluidos el cardíaco y respiratorio. Si no están
en una relación adecuada en la sangre y si se diluyen demasiado, también ocurre
una dilución de los componentes en el interior de las células. Y esto puede
ocasionar un problema a nivel cerebral, o a nivel cardíaco o respiratorio.
Límites
El agua es
esencial para una variedad de funciones del organismo, por ejemplo para
eliminar desechos como la urea. Durante el día vamos perdiendo agua, así que es
necesario reemplazarla. El consumo de agua depende del requerimiento calórico y
en circunstancias normales un adulto debe requerir entre 1,8 y 2,5 litros cada
día.
Según los
expertos, la falta de agua puede conducir a problemas que van desde
irritabilidad, fatiga hasta bajo rendimiento físico e intelectual. El manejo de
la sed es un proceso que vale la pena destacar, la gente debe saber que la sed
es un reflejo demasiado tardío, que suele ocurrir cuando la persona ya está
teniendo problemas de deshidratación. Es por eso no se debe esperar a tener sed
para ingerir líquido, sino se debe ir reemplazando conforme pasa el día.
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