En la difícil tarea de buscar empleo hay factores que pueden ayudarlo a superar las dificultades de un mercado laboral que cambia casi cada día y lo obliga a adaptarse a nuevas circunstancias profesionales.
(Foto: Internet)
Tomado de
Expansión
Red
Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Si pretende
encontrar aquí una receta infalible para lograr un empleo, deje de leer y siga
con su búsqueda en otro sitio. No hay un modelo matemático ni una fórmula
mágica, pero sí algunas pistas que le indican que va por buen camino en lo que
ya se ha convertido en una complicadísima profesión para la que se requiere ser
un especialista: buscar trabajo.
1. Lo
primero que debe tener en cuenta es que la estabilidad en el empleo ya no se
refiere a mantener el mismo trabajo en el mismo sector. Debe crear su propia
estabilidad laboral. Mire a su alrededor y genere las condiciones adecuadas.
Esto incluye desarrollar habilidades y capacidades nunca vistas que tienen que
ver con la flexibilidad y la adecuación al nuevo escenario laboral.
Es evidente
la necesidad de reacción inmediata ante una situación cambiante como la que
vivimos. Las empresas no tienen tiempo para planes de formación exhaustivos. Se
destaca la capacidad de decisión como una virtud necesaria en los candidatos,
que deben de ser altamente resolutivos.
Es preciso
que haya un retorno inmediato de la inversión cuando se contrate a un
candidato. Hay que responder con un nuevo tipo de profesional. Debe desarrollar
ciertas competencias como la autonomía y la independencia; ha de ser más
emprendedor; sin olvidar las habilidades y competencias que tienen que ver con
el liderazgo y el dinamismo, el trabajo en equipo y la orientación a
resultados.
Tenga en
cuenta además que los perfiles tienden más hacia la especialización y la
cualificación. Se busca gente que sepa hacer muy bien lo que se necesita en
cada momento; que pueda innovar y que convierta una dificultad en reto o
posibilidad; que conozca en profundidad algo concreto y que aporte valor muy
rápido.
2. Un gran
porcentaje de las ofertas no se publican o ya están asignadas antes que
comience la selección. Se habla de un mercado de trabajo oculto, y el
networking parece convertirse en la manera más efectiva de encontrar esos
trabajos que no están publicitados.
También se
acabaron las ofertas de empleo tradicionales y los anuncios de toda la vida.
Detrás de estas exigencias hay una nueva manera de reclutar; una capacidad para
sintetizar los valores de la compañía y transmitirlos a quien los pueda
entender.
El currículo
es necesario, pero no suficiente para llegar con éxito al puesto que persigue.
La simple lectura del currículo no permite al reclutador percibir qué tipo de
profesional tiene delante. Resulta creciente el peso de la personalidad y de
los valores del candidato, que son herramientas eficaces para que el empleador
valore cómo encaja en la cultura corporativa.
Ha de
reparar en el hecho de que cada vez menos organizaciones atienden sólo a los
profesionales buenos sobre el papel. Recuerde que con un mal currículo es
difícil que el candidato encaje, pero con uno bueno se puede fallar. Las teclas
que predicen el éxito del desempeño están en el mundo de la personalidad y de
las competencias.
3. Algo
parecido sucede con las entrevistas de trabajo. Lo que antes suponía el momento
central del proceso de selección puede quedar diluído si tenemos en cuenta que
la tecnología y las facilidades y cambios que ésta provoca en el negocio de la
selección hace que en multitud de casos sea posible saber quién es quién sin
necesidad de hablar con las personas, porque la información del candidato que
se obtiene previamente (las redes sociales y profesionales) es ingente.
Antes de
tenerlo cara a cara ya se sabe con aproximación quién es y qué hace ese
individuo. Las herramientas de captación, evaluación y presentación de
candidatos han cambiado radicalmente, y la entrevista tradicional está
obsoleta, ya que presume que lo que ha conseguido una persona en el pasado es
la clave para lo que obtendrá en el futuro. En lugar de eso, los individuos que
aprenden rápidamente en situaciones de cambio son los que aportarán los mejores
resultados en el futuro.
4. Quizá ha
llegado la hora de desarrollar nuevos métodos de búsqueda, ante la evidencia de
que el envío de currículos (incluso por internet), la consulta de portales de
empleo o la misma presencia en las redes sociales, se revelan como ineficaces.
Si su
mentalidad es la de profesional que vende sus servicios, tu planteamiento en
esta etapa de transición –no es un parado, es un profesional en transición–
será muy diferente.
Preséntese a
todos los contactos como un profesional y no como un parado; participe en todos
los eventos de trabajo en los que se encuentren potenciales clientes o
empleadores y compórtese como un profesional en activo y no como alguien que
mendiga un empleo. Debe seguir siendo visible, incluso más que antes. Trate de
actualizar los conocimientos o conocer otros campos: diseñe un plan de I+D
igual que el de una empresa, y trate de incorporar productos nuevos a su
oferta.
5. Hoy más
que nunca tenemos varias identidades profesionales y no debemos aferrarnos a
una única. Cualquiera puede cambiar su carrera, y hoy se debe reconocer la
necesidad de ser muy flexible.
Cuestiones
como la ubicación geográfica o la disposición a movernos e incluso a cambiar de
sector y de profesión tienen que ver con esto, e influyen en la forma en la que
aborda el rastreo de un nuevo trabajo.
También esa
búsqueda de empleo estará influida por el hecho de que decida adoptar las
nuevas fórmulas laborales que cada vez más profesionales escogen para dar un
giro a su carrera. Si es así, probablemente no optará por una empresa
tradicional.
El cambio en
la forma en la que trabajamos es una de las grandes revoluciones, y llega con
un boom del empleo independiente que transforma nuestras carreras y
profesiones. Puede decidirse por ser un superprofesional muy cualificados que
desea ser independiente sin emprender un negocio sino explotando su marca
personal y sus contactos; o por convertirse en profesional multitarea –una
persona y varias carreras a la vez–; o diseñar un portafolio de carreras
–identidades profesionales múltiples– haciéndolas compatibles.
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