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jueves, 26 de diciembre de 2013

Mujeres en los negocios


Por Violetta Farías 

Las mujeres del siglo XXI hemos incursionado ya de lleno en el mundo de los negocios, mostrando cualidades que hemos tenido desde siempre, pero no se habían incluido en el ámbito laboral; intuición, diálogo, moderación, limpieza, orden, sutileza, comprensión, reflexión, tolerancia, perseverancia, valentía, paciencia e inteligencia son algunas de las cualidades que poseemos las mujeres, éstas marcan nuestra vida, nuestras acciones y en muchos casos hacen la diferencia.
Si bien es verdad que estas cualidades también las pueden poseer los hombres, al igual que poseemos algunas cualidades que son características de ellos; nosotras somos quienes solemos tenerlas con más fuerza. Aceptando que tenemos diferentes cualidades, diría que las mujeres podemos fortalecer o hacer diferencia en los negocios, por nuestra capacidad de enfocarnos en varias cosas a la vez, analizamos más profundamente la situación antes de actuar, tenemos una alta tolerancia aunque se crea que es más común que fracasemos, o que seamos más débiles en circunstancias críticas, por nuestra capacidad natural de dar vida, tenemos una alta tolerancia al dolor, o quizá podemos soportarlo mejor sabiendo que el fin de ese dolor es algo muy bello y en lo que ponemos todas nuestras esperanzas y esfuerzo para que se logre. Si traducimos esto al ámbito de los negocios, podemos decir que si creemos en un proyecto, o una causa, la hacemos nuestra y ponemos toda nuestra dedicación y esfuerzo en que sea un éxito. Pensamos más en soluciones pacíficas o de consenso antes de llevar a cabo acciones arriesgadas y violentas, pero esto no significa que nuestras estrategias no sean osadas y centradas en conseguir nuestros objetivos.
La mayoría de las mujeres enfatizamos el uso de la intuición en lugar de sólo el análisis metódico y procedimientos mecánicos. El manejo del proceso intuitivo y de la razón permite detectar oportunidades que no son visibles para las personas que usan sólo el análisis. Las mujeres empresarias toman decisiones usando las dos partes del cerebro, permitiendo el uso de la creatividad y proceso analítico.
Vengo de una familia matriarcal donde la fuerza y el coraje de salir adelante los he visto en mi madre, abuela, tías… quienes me han demostrado que nuestro sexo no nos impide llegar alto y quedarse ahí, no nos impide triunfar, ser emprendedoras, exitosas y trascender en el ámbito profesional, sino que encontramos fuerza de donde no la hay para sacar adelante una familia, con valores, educación y visión para formar hijos de bien, exitosos y hambrientos de éxito y superación.
Las mujeres SÍ hemos cambiado la dinámica de los negocios, hemos puesto nuestra sensibilidad, nuestro enfoque maternal, nuestra responsabilidad y nuestra fortaleza para conseguir el éxito y permanecer en él. Las mujeres solemos dar una visión más humanista a los negocios, tendemos a alentar la participación y damos mucho valor a la comunicación interpersonal. Fomentamos el trabajo en equipo, no vemos participación y delegación como una amenaza sino como una oportunidad. Sin embargo, nuestra tendencia a que prevalezca más el corazón que la cabeza puede ser peligrosa, pues nos puede llevar al involucramiento en problemas personales con gente del trabajo y hacerlos nuestros si no nos hemos profesionalizado, ya que el entrenamiento y el sentido de la ética nos suele ayudar a ser más objetivas y profesionales.
Las mujeres manejamos los negocios de una forma no tradicional, con una visión distinta y exitosa. A pesar de estar sobrecargadas con la atención del hogar, la maternidad y algunos oficios y profesiones, hemos logrado multiplicar nuestras posibilidades y ambiciones. Tendemos a reflexionar sobre nuestras decisiones y sopesamos las opciones y resultados antes de actuar. No dudamos en reunir información de otras personas para lograr la ventaja de compartir el conocimiento que se obtiene a través de las relaciones interpersonales.
Las mujeres empresarias describen sus negocios en términos familiares y ven sus relaciones de negocios como una red de contactos. Este toque personal con frecuencia es lo que motiva la productividad de los empleados. Pasamos la mayor parte de nuestras vidas en el trabajo, si el trabajo y nuestros valores personales no están en armonía, tarde o temprano entran en conflicto. Las mujeres hemos usado ese conflicto interno como motivación para crear el estilo de vida que queremos. 
Las mujeres traemos a la mesa de negociación la innovación de un balance entre vida personal y vida de trabajo fuera del hogar. Para una mujer tiene más importancia la familia que la empresa, ¿acaso esto está mal? El trabajo es una forma de vida, a la que si, generalmente dedicamos la mayor parte de nuestro día, sin embargo, hay que aprender a separar los dos mundos, trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Esto no quiere decir que seamos empleados burócratas que sólo trabajemos por cumplir horas, yo AMO mi trabajo, pero también tengo una vida personal, y es igual o incluso más importante que el trabajo.
A diario rompemos con ideas discriminatorias, esto al sentar pautas en políticas públicas relacionadas con sueldos equiparables, igualdad de oportunidad de empleos y extinción de roles sexualizados en el área laboral. Somos la fuerza transformadora del mundo empresarial del nuevo milenio.
Creo que no deberíamos hacer diferencia al especificar si hay mujeres u hombres en los negocios, creo en las capacidades individuales y en el esfuerzo que cada uno aporta para poder salir adelante, aún con perspectivas distintas, más no por esto mejores o peores, somos simplemente personas usando nuestro intelecto, habilidades y claro, cualidades para un fin, el crecimiento o expansión en los negocios. Ser mujer puede definir nuestra capacidad física, pero no nuestra inteligencia y esfuerzo. Si las instituciones o negocios están orientados a brindar un servicio o producto a la humanidad, ésta está constituida por hombres y mujeres, por tanto, para servir integralmente al cliente tendríamos que considerar tanto el pensamiento femenino como el masculino, de este modo sería más completo.
La mayor aportación que podemos dar al mundo laboral, es demostrar que el trabajo es un valor compartido con la vida personal, la conciliación de trabajo-familia puede crear una cultura laboral eficiente y productiva, y sobre todo alejada de la adicción al trabajo, evitando la entrega al trabajo por encima de todo. 
Decidimos establecer límites mientras salimos a perseguir nuestros sueños.

Mujer 

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