Lima, PERÚ.-
No solo defiende a la población civil sino que ayuda a los delincuentes a
reintegrarse a la sociedad, combate el crimen con la Biblia en la mano y se
considera un soldado de Cristo, es el suboficial de la policía Gustavo Castillo
Colchado de 47 años.
El custodio
es predicador en una iglesia denominada "Misión Evangélica
Pentecostés" en un populoso barrio en el distrito de San Juan de
Lurigancho en la Gran Lima. Los miembros de la iglesia escuchan con mucha
atención al policía predicador, quien tiene que hacer un enorme esfuerzo y
desgate físico para cruzar los cerros y llevar un mensaje de esperanza a la
congregación.
“Fui
alcohólico, fumaba 40 cigarros diarios, practicaba la brujería, mi hogar era un
desastre, pero Dios me restauró un 6 de enero de 1999, hace 14 años. Mi vida
cambió radicalmente y ahora sé que la personas con problemas profundos jamás
fueron abrazadas, pero les digo que Dios los cobija a todos por igual",
nos dice el policía Castillo.
El custodio
se acerca a un jovencito y le pone la mano en la cabeza. Ora por su cambio con
los ojos cerrados, al igual que decenas de personas que lo han escuchado en
Lima y provincias y varios países de Sudamérica. La maldad es universal, pero
la obra divina también.
El 27 de
julio de 1992, el agente Castillo se salvó de morir en un atentado terrorista
contra la Embajada de Estados Unidos en el centro de Lima y después en otro
ataque contra la sede de la VII Región de la policía, en el centro de Lima.
El policía
Castillo comparte el mensaje del evangelio a jóvenes pandilleros inmersos en la
delincuencia y la drogadicción, alejándolos de ese mundo oscuro lleno de pecado
para enseñarles el camino a la vida en Jesucristo. Loable labor de este
policía, usted que opina?
AcontecerCristiano.Net
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