La industria
farmacéutica, desde el punto de vista de volumen de dinero manejado, supone uno
de los cuatro sectores más lucrativos del panorama económico actual, junto con
el mercado del sexo, las armas y las drogas (las ilegales). Cuando se ponen
cifras a los ingresos de estas empresas nos colocamos en las decenas de miles
de millones de dólares, no habiendo supuesto la crisis económica un desplome de
los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas, sino que, en ciertos
casos, ha sido al revés. Para tener una visión general del asunto en nuestro
país, en el año 2008 (cuando la crisis económica ya había asomado la cabeza)
había en nuestro país 211 laboratorios farmacéuticos empleando a 40.385
personas y con unas ventas de 13.949 millones de euros, habiendo incrementado
con respecto al año 2007 un 3.4% el dinero destinado a I+D (¿+i?).
En lo que se
refiere al gasto farmacéutico por parte de nuestro sistema de salud, España se
sitúa como uno de los países en cabeza según gasto sanitario dedicado a
medicamentos y según gasto en medicamentos per capita; un análisis de los datos
arroja, además, que el problema español de gasto en medicamentos no radica en
su elevado precio tanto como en el elevado número de recetas facturadas. Tenemos una sociedad medicamentalizada.
Vamos a
señalar algunos aspectos en relación con el papel de la industria farmacéutica
en la cadena de investigación, promoción y vigilancia del medicamento y a
plantear algunas reflexiones y cuestiones que debatir tanto antes como durante
las jornadas “salut amb seny”.
Investigación
de nuevos medicamentos.
Vivimos en
un mundo en el que el 90% de los medicamentos los consume el 10% de la
población.
Es necesario
redefinir el concepto de “industria farmacéutica innovadora”, alejando del
término “innovación” las modificaciones posológicas y los medicamentos me too.
De los
diferentes sectores industriales, el de la industria farmacéutica es el que
revierte una mayor parte de sus beneficios en I+D. A pesar de ello, esto sólo
supone un 15 % de su facturación total, en comparación con el 30 % dedicado a
mercadotecnia. (Fuente MS Health consulting)
Uno de los
argumentos esgrimidos por la industria farmacéutica para defender una ley de
patentes más restrictiva es el elevado coste de la investigación y
comercialización de un medicamentos… hablan de más de 1.000 millones de
dólares, pero artículos como “Demythologizing the high costs of pharmaceutical
research” (disponible en:
http://www.pharmamyths.net/files/Biosocieties_2011_Myths_of_High_Drug_Research_Costs.pdf
) plantean que tal vez dicho coste, aunque elevado no lo sea tanto.
Las patentes
son uno de los mecanismos principales de protección de la propiedad
intelectual; en el caso de los medicamentos, las patentes han probado no
satisfacer a legisladores ni a legislados, así como han fracasado a la hora de
incentivar la investigación de medicamentos para enfermedades olvidadas.
Presentación
a los profesionales: la relación de la industria farmacéutica y los
profesionales sanitarios.
Los médicos
que reciben publicidad de los medicamentos por parte de representantes
farmacéuticos son más propensos a prescribir dichos medicamentos, a
infraestimar el efecto del encuentro “médico-representante farmacéutico” sobre
su prescripción y sobreestimar dicho efecto en sus compañeros.
El tiempo
dedicado a recibir a los representantes farmacéuticos es un tiempo del horario
laboral que se sustrae de la atención clínica, docente e investigadora.
Es necesario
que dicha relación sea regulada por instancias superiores que permiten que se
generen vínculos vendedor-prescriptor que repercuten de forma negativa en:
Pacientes.
Sistema
sanitario.
Curso de la
ciencia.
La
influencia de la industria farmacéutica empieza a hacerse patente en las
universidades, con las denominadas “cátedras de patrocinio mixto”, que pueden
suponer un conflicto de interés entre el pensamiento crítico que debería
encontrarse en la base de toda institución universitaria y los intereses
comerciales de una gran empresa farmacéutica. [Lectura recomendada:
http://apxii.wordpress.com/2011/08/12/agosto-relaciones-con-la-industria-farmaceutica-%C2%BFse-puede-estar-en-la-trinchera-sin-llenarse-de-barro-hasta-las-rodillas/
]
Promoción de
medicamentos a la población generales: lo legal, lo legítimo y los trucos.
La
denominada publicidad directa al consumidor
de productos que precisen receta está prohibida en el ámbito de la Unión
Europea. La información al consumidor por parte de la industria farmacéutica
está regulada por la Unión Europea.
Los estudios
de coste-efectividad de la publicidad directa al consumidor hechos en otros
países (EEUU principalmente) muestran resultados contradictorios. Parece que
los medicamentos que más coste-efectivo sale publicitar son los que: 1) tratan
enfermedades crónicas y además 2) tienen particularidades galénicas que les
permiten “fidelizar” al paciente.
En España
hay varios casos de publicidad de medicamentos disfrazada de información; uno
de los más sonados se dio en un periódico de tirada nacional y provocó el
siguiente artículo por parte de la defensora del lector: “Avances médicos con
intereses ocultos”. http://www.elpais.com/articulo/opinion/Avances/medicos/intereses/ocultos/elpepiopi/20100117elpepiopi_5/Tes
Vigilancia
de efectos adversos tras la comercialización de los medicamentos:
farmacovigilancia.
¿Por qué es
necesario seguir vigilando los efectos secundarios que produce un fármaco una
vez se comercializa?
Más del 60%
de los efectos adversos de un medicamento se notifican por primera vez en los
primeros 5 años tras su comercialización.
Los ensayos
clínicos previos a la comercialización se realizan con gente “ideal” que en
poco se parece a los pacientes que posteriormente tomarán el medicamento
(ensayos con baja presencia de comorbilidad, polimedicación,…). Son ensayos con
gran validez interna pero poca validez externa.
Además, en
los últimos años han aparecido varios casos de datos que la industria
farmacéutica conocía sobre sus medicamentos antes de sacarlos al mercado pero
que había ocultado, como, por ejemplo, el caso de la rosiglitazona. [Lectura
recomendada: Rosiglitazona: las
lecciones que no hemos aprendido.
http://elrincondesisifo.wordpress.com/2010/08/31/n-eng-j-med-rosiglitazona-las-lecciones-que-no-hemos-aprendido/
]
Los médicos
debemos hacer nuestra la frase de “Conocer lo último, prescribir lo penúltimo”.
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