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lunes, 2 de diciembre de 2013

La industria farmacéutica y el mundo global.

La industria farmacéutica, desde el punto de vista de volumen de dinero manejado, supone uno de los cuatro sectores más lucrativos del panorama económico actual, junto con el mercado del sexo, las armas y las drogas (las ilegales). Cuando se ponen cifras a los ingresos de estas empresas nos colocamos en las decenas de miles de millones de dólares, no habiendo supuesto la crisis económica un desplome de los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas, sino que, en ciertos casos, ha sido al revés. Para tener una visión general del asunto en nuestro país, en el año 2008 (cuando la crisis económica ya había asomado la cabeza) había en nuestro país 211 laboratorios farmacéuticos empleando a 40.385 personas y con unas ventas de 13.949 millones de euros, habiendo incrementado con respecto al año 2007 un 3.4% el dinero destinado a I+D (¿+i?).

En lo que se refiere al gasto farmacéutico por parte de nuestro sistema de salud, España se sitúa como uno de los países en cabeza según gasto sanitario dedicado a medicamentos y según gasto en medicamentos per capita; un análisis de los datos arroja, además, que el problema español de gasto en medicamentos no radica en su elevado precio tanto como en el elevado número de recetas facturadas.  Tenemos una sociedad medicamentalizada.

Vamos a señalar algunos aspectos en relación con el papel de la industria farmacéutica en la cadena de investigación, promoción y vigilancia del medicamento y a plantear algunas reflexiones y cuestiones que debatir tanto antes como durante las jornadas “salut amb seny”.

Investigación de nuevos medicamentos.

Vivimos en un mundo en el que el 90% de los medicamentos los consume el 10% de la población.
Es necesario redefinir el concepto de “industria farmacéutica innovadora”, alejando del término “innovación” las modificaciones posológicas y los medicamentos me too.
De los diferentes sectores industriales, el de la industria farmacéutica es el que revierte una mayor parte de sus beneficios en I+D. A pesar de ello, esto sólo supone un 15 % de su facturación total, en comparación con el 30 % dedicado a mercadotecnia. (Fuente MS Health consulting)
Uno de los argumentos esgrimidos por la industria farmacéutica para defender una ley de patentes más restrictiva es el elevado coste de la investigación y comercialización de un medicamentos… hablan de más de 1.000 millones de dólares, pero artículos como “Demythologizing the high costs of pharmaceutical research” (disponible en: http://www.pharmamyths.net/files/Biosocieties_2011_Myths_of_High_Drug_Research_Costs.pdf ) plantean que tal vez dicho coste, aunque elevado no lo sea tanto.
Las patentes son uno de los mecanismos principales de protección de la propiedad intelectual; en el caso de los medicamentos, las patentes han probado no satisfacer a legisladores ni a legislados, así como han fracasado a la hora de incentivar la investigación de medicamentos para enfermedades olvidadas.
Presentación a los profesionales: la relación de la industria farmacéutica y los profesionales sanitarios.

Los médicos que reciben publicidad de los medicamentos por parte de representantes farmacéuticos son más propensos a prescribir dichos medicamentos, a infraestimar el efecto del encuentro “médico-representante farmacéutico” sobre su prescripción y sobreestimar dicho efecto en sus compañeros.
El tiempo dedicado a recibir a los representantes farmacéuticos es un tiempo del horario laboral que se sustrae de la atención clínica, docente e investigadora.
Es necesario que dicha relación sea regulada por instancias superiores que permiten que se generen vínculos vendedor-prescriptor que repercuten de forma negativa en:
Pacientes.
Sistema sanitario.
Curso de la ciencia.
La influencia de la industria farmacéutica empieza a hacerse patente en las universidades, con las denominadas “cátedras de patrocinio mixto”, que pueden suponer un conflicto de interés entre el pensamiento crítico que debería encontrarse en la base de toda institución universitaria y los intereses comerciales de una gran empresa farmacéutica. [Lectura recomendada: http://apxii.wordpress.com/2011/08/12/agosto-relaciones-con-la-industria-farmaceutica-%C2%BFse-puede-estar-en-la-trinchera-sin-llenarse-de-barro-hasta-las-rodillas/ ]
Promoción de medicamentos a la población generales: lo legal, lo legítimo y los trucos.

La denominada publicidad directa al consumidor  de productos que precisen receta está prohibida en el ámbito de la Unión Europea. La información al consumidor por parte de la industria farmacéutica está regulada por la Unión Europea.
Los estudios de coste-efectividad de la publicidad directa al consumidor hechos en otros países (EEUU principalmente) muestran resultados contradictorios. Parece que los medicamentos que más coste-efectivo sale publicitar son los que: 1) tratan enfermedades crónicas y además 2) tienen particularidades galénicas que les permiten “fidelizar” al paciente.
En España hay varios casos de publicidad de medicamentos disfrazada de información; uno de los más sonados se dio en un periódico de tirada nacional y provocó el siguiente artículo por parte de la defensora del lector: “Avances médicos con intereses ocultos”. http://www.elpais.com/articulo/opinion/Avances/medicos/intereses/ocultos/elpepiopi/20100117elpepiopi_5/Tes
Vigilancia de efectos adversos tras la comercialización de los medicamentos: farmacovigilancia.

¿Por qué es necesario seguir vigilando los efectos secundarios que produce un fármaco una vez se comercializa?
Más del 60% de los efectos adversos de un medicamento se notifican por primera vez en los primeros 5 años tras su comercialización.
Los ensayos clínicos previos a la comercialización se realizan con gente “ideal” que en poco se parece a los pacientes que posteriormente tomarán el medicamento (ensayos con baja presencia de comorbilidad, polimedicación,…). Son ensayos con gran validez interna pero poca validez externa.
Además, en los últimos años han aparecido varios casos de datos que la industria farmacéutica conocía sobre sus medicamentos antes de sacarlos al mercado pero que había ocultado, como, por ejemplo, el caso de la rosiglitazona. [Lectura recomendada:  Rosiglitazona: las lecciones que no hemos aprendido. http://elrincondesisifo.wordpress.com/2010/08/31/n-eng-j-med-rosiglitazona-las-lecciones-que-no-hemos-aprendido/ ]
Los médicos debemos hacer nuestra la frase de “Conocer lo último, prescribir lo penúltimo”.

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